La construcción de un Real Madrid ganador: de la humillación a la redención
El Real Madrid ha pasado por muchos estados de ánimo antes de pasar por uno de los ciclos más dulces de su historia. Una máquina de triturar entrenadores y jugadores con la exigencia por bandera y con un rival intratable que ahora parece estar por detrás. Así se ha gestado el ciclo intratable del conjunto blanco.
Hay que remontarse hasta el año 2005 para ver las primeras pinceladas de este equipo, año en el que Sergio Ramos y Zidane compartían sitio en el once de Vanderlei Luxemburgo. Ese equipo, con los últimos vestigios de la era de los 'Galácticos' se fue de vacío con dos entrenadores diferentes tras la llegada de López Caro a mitad de temporada.
Llegó Capello y con él una garantía: la afición celebraría un título esa temporada. Otra cosa es que celebrasen el juego del equipo, con Emerson y Mahamadou Diarra como ejes del centro del campo. También hubo cambio en la presidencia, con Ramón Calderón al mando. Ese verano, llegaron tres jóvenes en el mercado de invierno, Marcelo, Higuaín y Gago.
Ese año se ganó la Liga, lo que se garantizó a principio de temporada, pero la afición quería más. El Barcelona parecía coger fuerza poco a poco y su rivalidad no iba a hacer más que acrecentarse en los años venideros.
El baremo que medía los anhelos de la afición era la Champions League, la competición fetiche del Real Madrid. La Novena que dio la volea de Zidane tuvo que esperar para ser la última ganada por los blancos, que cayeron en octavos de final en seis temporadas consecutivas, algo inaceptable para el nivel de exigencia blanco.
Llegan Cristiano y Benzema
El Madrid de Schuster revalidó su título de Liga, pero al año siguiente empezó el calvario. Sextete del Barcelona, con 2-6 incluído y con una frase que le costó el puesto a Schuster: "No es posible ganar en el Camp Nou". Esa temporada supuso un punto de inflexión en el Madrid que acabó con la vuelta de Florentino Pérez a la presidencia.
Con él, llegaron Cristiano Ronaldo, Benzema, Kaká, Xabi Alonso, Arbeloa... Una hornada de talento y millones que quitarían de golpe y porrazo a los Metzelder, Lass, Garay... También se cambió de entrenador, confiando en un Pellegrini que había cuajado un muy buen papel en el Villarreal. Pero no fue suficiente y se acabó una nueva temporada en blanco.
Había que hacer un nuevo giro en el timón de la nave blanca. Fue año de Mundial y se confió en un joven Özil para dirigir el ataque blanco, junto con Di María y Khedira. Los dos capitanes actuales del Real Madrid, Sergio Ramos, jugando de lateral, y Marcelo, seguían siendo los líderes de la defensa.
Llegamos al año 2011, año en el que los blancos vuelven a ganar una Liga. En la Champions, se meten en dos semifinales en dos años, topándose contra el Barça y contra el Bayern. Kaká queda relegado por las lesiones y jugadores como Callejón y Varane ganan peso en el equipo, además de contar con los debuts de Morata y Jesé.
Mourinho estrecha, Ancelotti libera
El cerco parecía estrecharse con el Barcelona, pero no era suficiente. Los culés contaban los títulos de tres en tres y el Madrid acabó el ciclo de Mourinho con una Copa del Rey, con Casillas en la rampa de salida y con el vestuario dividido. Ese año también fue clave por la llegada de Luka Modric, que se convertiría en jugador indispensable en los próximos años pese a empezar como suplente.
Con Ancelotti comienza la revolución y la consolidación de un equipo sólido. Llegan Bale, Isco y Carvajal, tres piezas fundamentales en el equipo de Zidane a día de hoy, mientras que Casemiro, que debutó la pasada temporada con Mourinho, va ganando protagonismo y llega a disputar 12 partidos.
Ese año, llega la ansiada Champions, la Décima contra el Atlético de Madrid en una final agónica. También se gana la Copa del Rey para que, al año siguiente, vuelva a irse en blanco. Se ganó el Mundialito y la Supercopa de Europa, pero no era lo que la afición se esperaba.
En 2014 llegan Kroos, Keylor Navas y James Rodríguez y se apuesta por más jugadores españoles en la base, como Nacho, Illarramendi o Jesé. Ancelotti se marcha ante la presión y se apuesta por un técnico famoso por su mano dura, Rafa Benítez.
Benítez apuesta por un once que Zidane ha repetido hasta el día de hoy, con Casemiro, Modric y Kroos en el centro del campo y con la 'BBC' arriba. Si algo le 'mató' fue el no saber gestionar la plantilla y el no acabar de convencer a la afición con sus ideas. Su salida propinó la llegada de Zidane, cuestionado fichaje por su irregular trayectoria en el filial del Real Madrid.
La llegada de Zidane
Su caracter afable y cercano con los jugadores parecía acercarse más a lo que se buscaba, apostando por un equipo parecido al de Benítez y usando las rotaciones como principal seña de identidad. El equipo estaba formado y, mientras el Barça seguía ganando más títulos que los blancos, el Real Madrid formaba uno de los equipos más sólidos que se recuerdan en la historia del fútbol.
Se volvió a ganar la Champions, la Undécima, otra vez contra el Atlético de Madrid en una final resuelta en penaltis. En ese momento, el Madrid despegó. Con un once ya establecido, las llegadas de Marco Asensio, Kovacic o Lucas Vázquez dieron todavía más opciones a un Zidane que contaba con una plantilla de ensueño, con todas las variantes imaginables y con un potencial de presente y de futuro total.
Este mercado de verano, se ha apostado por el mismo perfil de jugadores, fichando a Theo Hernández, Ceballos y Llorente, asegurando una base de jugadores nacionales de futuro para no levantar el pie del acelerador. También se ha dado salida a los jugadores 'problemáticos' que buscaban más minutos en el equipo, como Morata, James Rodríguez, Danilo o Coentrao.
El último paso de este equipo, de momento, ha sido ganar la Supercopa de España, dando un golpe en la mesa y reclamando el trono del fútbol nacional. El presente no puede ser más blanco y el futuro parece que seguirá siendo dulce para el Real Madrid.