De entrada, el técnico local, Marcelino García Toral, repitió el once de la final de Copa, ganada por su equipo al final de la pasada campaña, que dio muestras de intensidad y acoplamiento, con un fútbol elaborado ante un rival que buscaba las acciones más directas.
Mediado el primer periodo las fuerzas se nivelaron y el Inter tuvo más juego en el centro del campo, aunque con poca profundidad, mientras que el Valencia se veía obligado a jugar al contragolpe fruto de uno de ellos una gran jugada de Guedes acabó con el 1-0 gracias a un certero cabezazo de Carlos Soler.
Poco cambió el encuentro tras la reanudación, con un Valencia sólido, con los automatismos perfectamente ensamblados y con gran capacidad de adaptación por parte de los jugadores que entraron en la reanudación. El Inter tenía problemas para llegar con fluidez a la meta valencianista, mientras que el equipo local, bien resguardado atrás, dispuso de salidas a la contra para ampliar su ventaja en el marcador.
Además, cuando podía, el Valencia dormía el balón y lo maneja con criterios con posesiones largas y sin arriesgar, lo que daba pocas opciones al rival de cara a puerta. Sin embargo, en un contragolpe, un penalti de Cherushev sobre Esposito, propició el empate a un gracias a la transformación de Politano.
Al Valencia apenas le quedaba tiempo para encontrar el gol de la victoria, aunque lo buscó con insistencia y Cherishev falló una oportunidad clarísima y en solitario para lograr el tanto definitivo (m.89). En los penaltis, se marcaron los doce primeros. Falló Garay y el Inter hizo el 6-7 definitivo.