Luis Enrique hizo debutar a dos jugadores en ese empate ante Grecia (1-1): Pedri y Bryan Gil. Quizás el estreno más esperado era el del joven talento canario del Barcelona, pero la férrea defensa helena apenas le dejo mostrarse. Más activo estuvo el extremo del Eibar, que demostró en su media hora sobre el verde que es una opción fiable para la Eurocopa, ya sea para optar al once o como revulsivo.
Y es que a Bryan Gil no le pesó la camiseta ni le tembló el pulso en su debut con España. Hizo lo que siempre hace, lo que mejor sabe hacer: encarar a sus rivales y regatearlos. Un extremo puro, de los que ya no quedan, de esos que machacan a su marcador una y otra vez en busca de la línea de fondo para poder poner un centro medido o buscar el remate a portería.
Fueron treinta minutos en los que Bryan Gil pudo cumplir uno de esos sueños que tenía de niño en su Barbate natal. No en vano, el nuevo internacional rompió a llorar cuando se enteró de su convocatoria. Éste es solo el primero de los muchos partidos que le esperan con la selección para intentar emular a otros gaditanos ilustres como Kiko Narváez o el bético Joaquín.
Su confirmación en el Eibar
Formado en las categorías inferiores del Sevilla, la presente temporada está siendo la de su explosión definitiva. Su cesión al Eibar le ha sentado de perlas. Allí sigue siendo el futbolista callejero que siempre fue, pero Mendilibar le ha pulido día a día para hacer aflorar su mejor versión.
Bryan Gil es ya todo un diamante que ilusiona a la selección… y al sevillismo. Este verano volverá al Pizjuán, donde Monchi y Lopetegui le esperan con los brazos abiertos. Su contrato expira en 2023 y equipos como Barcelona, Arsenal o Milan ya le han hecho llegar cantos de sirena. El Sevilla espera mejorar su contrato y subir su cláusula consciente de que su presencia en la Eurocopa podría revalorizarle aún más.