El City sometió al United en el derbi de Manchester, acogido en Old Trafford (1-2), que contempló el nuevo cara a cara entre Pep Guardiola y Jose Mourinho, en la primera cita de ambos en la Premier, inclinado claramente del lado del preparador español.
Los citizens consolidaron su liderato en la competición inglesa, donde contabilizan por victorias sus partidos, cuatro, y rentabilizaron especialmente el rendimiento ofrecido en la primera parte, donde fueron claramente a un rival aún por hacer.
Cargado de grandes jugadores pero sin una determinación clara para imponer su juego. El United, que afrontó también el choque invicto antes del parón por los partidos internacionales después de ganar al Hull, Southampton y Bournemouth, encajó su primer revés del curso.
Sobrevivió hasta el final por su fe y su empuje, estimulados por las estrecheces de un marcador que mereció ser más amplio y por las indecisiones de su portero, el chileno Claudio Bravo. Guardiola y Mourinho se mostraron fieles a sus principios.
El balón fue básicamente del conjunto visitante. Acaparado por el City al son impuesto por David Silva, el hombre que marcó el rumbo del partido. En medio de un ritmo trepidante fue el Manchester City el que monopolizó la posesión mientras su rival se mantuvo a la expectativa. Desdibujado.
Superado en el centro del campo. Marouanne Fellaini y Henrik Mkhitaryan sufrían en exceso y Paul Pogba aparecía a ratos. Fernandinho y Silva se multiplicaban mientras Kevin De Bruyne, Raheem Sterling y Nolito encontraban soluciones con éxito. La resistencia de los reds duró un cuarto de hora.
De Bruyne abre la lata
El City tomó ventaja en una acción elaborada. Un saque de puerta en corto de Bravo a Aleksandar Kolarov para ejecutar un envío largo que peinó el nigeriano Kelechi Iheanacho hacia De Bruyne. El belga se abrió paso entre los centrales rivales y encaró a David De Gea, al que batió con una gran definición.
No tuvo respuesta el United ni tampoco Mourinho, que ordenó a alguno de sus suplentes a calentar en la banda. Entre ellos al español Juan Mata, uno de los que perdieron su puesto en relación al partido anterior. No solo hacía aguas en el centro del campo el United.
La pasividad de su defensa quedó en evidencia en el segundo gol. El balón rondaba dentro del área red de un lado para otro de forma incomprensible. Así, un disparo al palo de De Bruyne que David De Gea solo fue capaz de seguir con la mirada fue aprovechado por Iheancho que, inexplicablemente solo, empujó el balón a la red.
El United se reencuentra en Old Trafford
Desarbolado, arrollado por su rival, el United se reencontró con el partido casi sin querer. Gracias a un error de su portero, el chileno Claudio Bravo, que apenas había tenido que intervenir. Ejecutó una mala salida el meta que fue incapaz de atacar un balón aéreo sin complicaciones y que terminó en las botas de Ibrahimovic, que solo tuvo que tener un poco de puntería para llevar la pelota dentro de la portería.
El gol estimuló al Manchester United, que afrontó de forma diferente la segunda parte y la entrada al césped de Ander Herrera y Marcus Rashford, que ocuparon los puestos de Henrik Mkhitaryan y Jesse Lingard. Los reds notaron la aportación de ambos. Sobre todo en los primeros minutos de la reanudación.
Sin embargo, el empuje del United decayó mientras el cuadro de Guardiola empezó a disfrutar de los agujeros que proporcionó el desbarajuste de su adversario, obcecado con el empate. El tercer gol visitante estaba más cerca que la igualada. De Gea lo evitó con una parada a un remate de Nicolás Otamendi.
Después fue el palo el que salvó a los reds. Fue en un contraataque dirigido por Leroy Sané, que había sustituido a Raheem Sterling, y que culminó De Bruyne con un remate al poste con De Gea batido.