Valerio Conti (Lampre), un joven italiano de 23 años, se estrenó en una grande merced a una oportuna rebelión que le permitió levantar los brazos en solitario en la etapa maratón de la Vuelta disputada a través de 213,4 kilómetros entre Bilbao y Urdax-Dantxarinea, en la que el colombiano Nairo Quintana (Movistar) mantuvo la camiseta roja en una jornada de paseo cronometrado.
Mientras el pelotón con los favoritos acumulaba un retraso escandaloso de 34 minutos, Conti decidió quemar las naves a 12 kilómetros de meta. Él sí se lo tomó en serio. Reventó una avanzadilla de 12 corredores y luchó con éxito para vivir su día de gloria. La moneda le salió de cara. Entró en meta señalando el nombre del equipo, ajeno al paripé del grupo.
El ciclista romano, quien llevó el dorsal número uno de la Vuelta en 2014 por la baja de Chris Horner, ganador en la edición anterior, aventajó en un minuto al suizo Danilo Wyss (BMC) y el ruso Sergey Lagutin (Katusha). La espera de Conti para subir al podio fue muy larga, pues el pelotón cruzó la meta muy sonriente a 34 minutos.
Antes de la tempestad prevista para el sábado en el Aubisque en la "etapa Tour", se hizo la calma en el trayecto vasco navarro que desembocó en Urdax, "puente y agua" en lengua vasca, la jornada más larga de la presente edición que comenzó en Bilbao con doble noticia: que la capital vizcaína recibirá el Tour en 2019 y que la Vuelta 2017 saldrá desde la ciudad francesa de Nimes.
Los favoritos querían una fuga exenta de peligro para ahorrar fuerzas la víspera de la etapa reina, la del Aubisque. Y la tuvieron, ya que 12 corredores formaron una expedición definitiva. Licencia para la marcha cicloturista.
Ni Movistar ni Caja Rural metieron corredores en la escapada para la etapa de Navarra. Sí estaba el farolillo rojo francés Cardis (Direct Energie), su compatriota Rossetto (Cofidis), con el muslo cosido con 16 puntos de sutura, secuela de la caída camino de Covadonga, y el ruso Lagutin, el vencedor en La Camperona.
Lagutin cruzó al frente las cimas de Monte Igueldo y los altos de Aritxulegi, Agiña y Lizaieta, todos de tercera, el último de ellos coronado a 50 kilómetros de meta con la máxima diferencia: 21 minutos.
Un perfil se sube y baja entre carreteras estrechas y abundantes cotas convirtieron los últimos kilómetros en una clásica. Empezaron los ataques en un entorno de leyendas de brujería. Conti prendió la hoguera para su aquelarre particular. Atravesó en solitario Zugarramundi, localidad que inspiró la película de Alex de la Iglesia en 2013, y se cargó de un espíritu ganador que ya le acompañó hasta Urdax.
Sin espíritu competitivo se presentaron los favoritos. A más de media hora. "No ha sido una actitud ni deseable ni planificada", decía Contador en meta. Jonathan Castroviejo (Movistar) lo veía de otra forma. "Necesitábamos un día de descanso". Muy sincero el cuarto clasificado en la crono de Río.
La vida siguió igual en la parte noble. Nairo Quintana subió al podio a ponerse la roja por quinta vez en presencia de Miguel Indurain. La prenda la defenderá en la etapa reina con 54 segundos sobre su enemigo íntimo, Chris Froome. El Aubisque pondrá a prueba a los aspirantes al título. Se acabó el descanso.
La decimocuarta etapa llevará al pelotón desde Urdax-Dantxarinea hasta la cima del Aubisque con un recorrido de 196 kilómetros. Antes, tres puertos de primera: Inharpu, Soudet y Marie Blanque.