El jamaicano Usain Bolt derrotó por segunda vez en cuatro días al hombre que durante casi dos años le había suplantado como rey de la velocidad mundial y con un registro de 19.55 en la final de 200 conquistó su décima medalla de oro en campeonatos del mundo, cuarta consecutiva en la media vuelta a la pista.
Gatlin hubo de resignarse, otra vez, a su papel de segundón, que parece sobrellevar con resignación a juzgar por su sonrisa.
Cruzó la meta en 19.74, seguido del sudafricano Anaso Jobodwana, que hizo récord nacional con 19.87, y del panameño Alonso Edward, que por milésimas perdió la medalla de bronce (19.87).
El anunciado choque de trenes entre Bolt y Gatlin terminó con el mismo resultado que el primero. Cuando el estadounidense, que estaba ligeramente por delante en la curva, perdió su ventaja al desembocar en la recta, la sentencia estaba dictada.
Cuatro días después del primer gran duelo, el de los 100 metros, que sólo por 13 milésimas se inclinó del lado del jamaicano (9.79 por 9.80), los dos colosos regresaban para reanudar su eterno duelo por la primacía de la velocidad, que dura ya diez años.
Aunque se haya pasado casi la mitad de ese decenio suspendido por dopaje, Gatlin puede presumir de haber conseguido un título mundial de 200 metros en una carrera que tuvo a Bolt como último clasificado, en la final de Helsinki 2005.
Bolt había llegado a Pekín con una marca de 20.13 este año, medio segundo peor que la de Gatlin, el más rápido de la campaña con 19.57, nuevo récord personal, pero eso nunca cuenta tratándose del Relámpago.