[AVANCE] Difícil imaginar un estreno europeo más plácido para el FC Barcelona, que se ha impuesto con comodidad aunque con un marcador en exceso corto (1-0) al Apoel de Nicosia. El equipo chipriota llegaba como el rival más asequible del grupo y cumplió con ese papel para tranquilidad principalmente de Ter Stengen, titular azulgrana bajo los palos en el estreno del equipo en la Liga de Campeones.
El alemán fue una de las nueve novedades que Luis Enrique introdujo en el equipo titular. De hecho, ya antes de dar a conocer su once, había dejado fuera de la convocatoria a cinco fijos: Jordi Alba, Martín Montoya, Pedro Rodríguez, Javier Mascherano y Sergio Busquets. Su rotación terminó yendo más lejos y sólo Messi y Munir repitieron respecto al pasado partido de Liga.
Fue la decisión del técnico azulgrana, que hizo debutar a otro canterano, Sergi Samper, y dio los galones a Xavi Hernández. Y el partido, salvo un remate de Tomás de Vincenti en el minuto 2 y un mal centro de Manduca para asustar en el 63, fue de dominio completamente culé.
Quiso proponer más el Apoel en los primeros compases del encuentr pero sus buenas intenciones se fueron desvaneciendo con el paso de los minutos a la vez que el Barcelona se adueñaba del balón. Los azulgranas movían el estérico a placer, de lado a lado, y fueron aumentando la presión, aunque sin peligro porque el conjunto chipriota optó por replegarse y los huecos fueron desapareciendo.
Tuvo que llegar el gol en una jugada a balón parado. Fue un balón fruto de una falta cometida sobre Messi y que el propio argentino se encargó de lanzar y que llegó hasta la cabeza de Gerard Piqué, que remató para colar el balón en la portería de Pardo en el minuto 27.