El Gobierno declaró obligatorio el pasado 23 de noviembre presentar el resultado negativo de una prueba PCR para detectar el coronavirus. Ante las protestas de viajeros, aerolíneas y del sector del turismo por el precio de los PCR y la dificultad de conseguir una cita en las 72 horas anteriores al vuelo, el Gobierno permite ahora la entrada con resultados negativos en una prueba TMA.
Exceltur y la Asociación de Líneas Aéreas pedían al Gobierno incluso que se replanteara permitir la entrada al país si los viajantes daban negativo en un test de antígenos. De momento, Sanidad no se replantea hacerlo si Europa no lo aprueba.
Las pruebas PCR y TMA son las elegidas por las autoridades sanitarias por que detectan una infección de COVID activa, mientras que las pruebas de antígenos pueden detectar infecciones pasadas. La TMA tiene un proceso aproximado de dos horas, la mitad que el tiempo que tarda la PCR en concluir un resultado, y además, es más barata. Ambas detectan el coronavirus de manera muy similar. Las muestras se toman con un bastoncillo para obtener una muestra nasal en la que detectar el virus.
Las diferencias científicas consisten en que, mientras la PCR convierte el ARN viral en ADN para medirlo así, la TMA mide directamente el virus desde el ARN.
Existen tres tipos de test para detectar la COVID, dos de ellos buscan la presencia "activa" del virus, ya sea a través de la búsqueda en nuestro organismo de su genoma o de sus antígenos. La PCR se encarga de lo primero, los test de antígenos, como su nombre indica, de lo segundo. El tercer tipo, los test serológicos, se centran en la presencia de anticuerpos y descubren si la enfermedad pasó por el organismo, ya sea de manera sintomática o asintomática.
El test de antígenos es el más rápido para saber si la persona está infectada o no en el momento de la prueba (los resultados se conocen en unos 15 minutos) , pero su fiabilidad cambia en función de la fase de la enfermedad. Durante los primeros días, incluso en la fase anterior a que aparezcan síntomas, resulta muy fiable, por lo que es un buen instrumento para contactos estrechos o controles en lugares como colegios o centros de salud. Sin embargo, a medida que suceden los días, incluso en personas con síntomas, esa fiabilidad cae, y aumentan el número de falsos positivos y negativos.