A este mundial Multideporte se le suman, por supuesto, las nueve pruebas de interés turístico insular que cada año llenan la isla de deporte, diversión, afición, emoción y, sobre todo, de felicidad.
A estas alturas, a nadie se le escapan los múltiples beneficios de la práctica deportiva, pero hacerlo en Ibiza es de otro nivel. Con más de 200 kilómetros de costa bañados por arenales de aguas turquesa, y acantilados donde el mar se embravece, creando una imagen mágica y, a la vez, un interior casi desconocido que aguarda, en silencio, que los visitantes lo descubran con el cariño con el que generaciones y generaciones de locales lo han mantenido a lo largo de los años, Ibiza es el escenario perfecto para la práctica de cualquier deporte por tierra y por mar.
Cada año, miles de personas que ya saben el secreto de esta isla, disfrutan de pruebas como la Ruta de la Sal, la Vuelta a Ibiza en BTT, la Ibiza Maratón, la Ibiza Media Maratón, la Vuelta Cicloturista a Ibiza, la Ibiza Trail Maratón, la Ibiza Half Triathlon, los 3 Días de Trail y, la última en incorporarse a esta lista, la 10K Ibiza – Platja d’en Bossa.
Por todo esto y mucho más, en Ibiza, 2023 será el año del deporte. El año en que atletas de todo el mundo disfrutarán de la experiencia de muchos años organizando pruebas de primer nivel, de una planta hotelera reformada y moderna, que es referencia en toda Europa, y en la que conviven pequeños establecimientos familiares con encanto con grandes marcas hoteleras con presencia en los mejores destinos del mundo y, por supuesto, de una gastronomía mágica que enamora a quien la conoce.
Porque a estas alturas, ya se ha demostrado que Ibiza es mucho más que un destino únicamente de sol, gracias a un clima mediterráneo fantástico; playa, con algunas de las calas mejor valoradas del mundo, y discotecas, con los mejores clubes del mundo. Ibiza es un paraíso para disfrutar con los cinco sentidos, y la gastronomía juega un papel fundamental en esta sorprendente oferta.
Desde platos típicos, basados en recetas ancestrales, con influencias de las muchas civilizaciones que han pasado por esta isla, como el sofrit pagès, el bullit de peix, la greixonera o el arròs de matances, a apuestas más transgresoras y modernas, como cualquiera de los tres restaurantes de la isla reconocidos con la prestigiosa Estrella Michelin, gracias a su combinación de vanguardia con producto local proveniente del mar y de la tierra de la nuestra isla.
Patrimonio de la Humanidad
Otro elemento que hace que la práctica del deporte en Ibiza sea una experiencia única, es la ciudadela de Dalt Vila, coronando la ciudad de Ibiza (Eivissa), capital de la isla, y reconocida desde 1999 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, gracias al caso antiguo de la ciudad, a las praderas de la posidonia oceánica -cuna de la rica biodiversidad marina de las Pitiüses-, y la necrópolis fenicio-púnica de Puig des Molins y el asentamiento fenicio de sa Caleta, vestigios de los primeros asentamientos de las islas.
Sin duda, el que muchas de estas pruebas deportivas trascurran por un escenario tan único como este, convierte a la isla en un atractivo para corredores, ciclistas y nadadores que, en ocasiones, abandonan la competición para hacerse un selfie o tomar una instantánea de una imagen que única que jamás olvidarán de sus retinas.
La fortaleza de Dalt Vila está integrada en la vida cotidiana de sus gentes, desde el desayuno a las compras, pasando por las copas, y constituye el marco incomparable de los grandes eventos artísticos, sociales y culturales de la isla. La muralla renacentista está constituida por siete baluartes. El de Sant Pere, también llamado Es Portal Nou, es una de las entradas al recinto, junto al parque Reina Sofía. En este acceso se colocaban los soldados para hacer frente a los enemigos y hoy en día es escenario incomparable de conciertos al aire libre.
Otra puerta de acceso a Dalt Vila es el Portal de ses Taules, donde se ubica el espectacular patio de armas y, a continuación, la Plaça de Vila, llena de coquetos restaurantes, galerías de arte y tiendas de artesanía, rodeadas por un marco de piedra que respira historia por todas las grietas. Siguiendo el ascenso, se encontrarán con la calle de Sa Carrosa, desde donde podrán acceder al baluarte de Santa Llúcia, que acoge el antiguo polvorín, que data del siglo XVIII. Es otro lugar fantástico para contemplar la maravillosa vista del puerto de Eivissa y la bahía.
