Carlos Zúmer

Giovanni da Verrazzano echó el ancla en Nueva York casi cien años antes que Henry Hudson. Bien entrado el siglo XX, sin embargo, nadie se acordaba de él. Hasta que hicieron el puente.

A principios del siglo XVIII la navegación aún no había resuelto su gran tarea pendiente: ser capaz de calcular su ubicación exacta. La respuesta estaba en los relojes.

El barco con más afán de protagonismo de la historia eligió, por supuesto, dónde morir: en el fondo del mar y no en el desguace. Y luego se reencarnó.

Presumen los neoyorkinos de sus padres fundadores y de su agua del grifo. Que no es especialmente buena, pero entenderás por qué la valoran tanto.

Año 1671, Luisa Roldán, se deja raptar. Era la manera de casarse en aquella Sevilla barroca si tu padre no consentía la boda, un rapto notarial mediante. El procedimiento legal tenía su miga.

El cartel de guerra más famoso (y aún utilizado) de la historia en realidad no se usó en la guerra. En realidad se hizo famoso, por casualidad, 60 años después.

De paisano, jubilado o fuera del cine. Si eres James Bond, eres James Bond todo el tiempo y toda tu vida.

El alcalde de Sevilla quiere cobrarle a los turistas por entrar en la Plaza de España y algunos dicen: ay, si Aníbal González levantara la cabeza.

El 47% del tiempo ha habido un número 1 que golpea así (Sampras, Lendl, Federer). Hoy, por primera vez en la historia, no hay ningún jugador en el top ten que juegue con el revés a una mano.

Marconi fue un tipo con suerte. También el seminarista Francis Browne. No fue el caso del hijísimo Víctor Peñasco.