OPINIÓN | VÍDEO

Monólogo de Alsina: "Puigdemont, recuerda a Epi y Blas: para lograr sedes UE no es lo mismo querer estar dentro que fuera"

Ya sabrán a estas alturas que TV3 tiene un informativo para niños. Nació con la bondadosa intención de explicar las noticias de una forma tan sencilla tan sencilla que puedan entenderlas, más o menos, los niños de cuatro años.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 21.11.2017 08:10

Hasta un crío de cuatro años, como decía Groucho en Sopa de Ganso, que resulta que es una de las películas favoritas de Carles Puigdemont, president de la república de Libertonia.

Ya que tienen un informativo para niños, que se lo pongan a Puigdemont, y a Comín, a Turull, a ver si aprenden de una vez la diferencia entre dentro y fuera. Que tan poco es tan complicado, pequeños ex consejeros.

Dentro es cuando formas parte de un conjunto, ¿ves? Éste es el conjunto y tú perteneces a él porque estás en él. Dentro. Y fuera es cuando te sales. ¿A que sí, Epi?

Si estabas dentro pero coges la puerta, te quedas fuera.

Si estás en la Unión Europea porque formas parte de un estado miembro y consigues romper ese Estado para hacer camino por tu cuenta, te quedas fuera.

¿A que no es tan difícil?

Si te independizas, ¿dónde estás? Eso es, fuera.

Si no te independizas, ¿dónde estás? Exacto, dentro.

No hay como explicar bien las cosas.

Ahora que lo hemos aprendido, examen sorpresa a ver si dominamos ya la materia.

A ver, Puigdemont, ¿tú cuando seas mayor te quieres independizar?

Pues te quedas fuera.

Lo entiendes, ¿no?

Bueno, entonces, ¿entiendes también que si el Reino Unido se va a salir de la Unión Europea, por lo del Bréxit, y que, por tanto, se va a quedar…

…eso es, fuera. ¿Entiendes que la Unión Europea traslade las sedes de las Agencias que ahora mismo tiene en Londres a otras ciudades que vayan a seguir siendo, seguro, ciudades de la Unión Europea?

Pues entonces no mientas.

Que mentir está feo, niño.

No digas que estos señores europeos, que gobiernan en sus respectivos países, y que a veces ordenan a sus policías que actúen para disolver concentraciones —como tu antecesor, el señor Mas, ordenaba también hacer a los mossos— han decidido que Barcelona no vale como sede de la Agencia del Medicamento por las cargas policiales del primero de octubre. Que tú sabes que las opciones de Barcelona habían caído en picado mucho antes de eso. Que tu apadrinado Comín fue testigo de cómo las autoridades europeas preguntaron, a la vuelta del verano, qué garantías había de que Cataluña no acabaría estando fuera de la Unión Europea. Y Comín no dio ninguna garantía, claro, porque estábais decididos a romper con España y declarar la República Independiente de Libertonia.

Cómo va a elegir la Unión Europea de sede a la capital de un territorio cuyos partidos políticos mayoritarios llevan cinco años impulsando un proceso que los sacaría de la Unión Europea.

España, ayer, como en Eurovisión. Cero points. La Agencia del Medicamento se la queda Amsterdam —adèu Barcelona, otro éxito del procés— y la Autoridad Bancaria Europea se va a París. Alemania aspiraba a esta segunda sede, Frankfurt era de hecho la favorita, pero el gato al final se lo llevó al agua Enmanuele Macron. Es Francia quien sale reforzada de esta liquidación británica y quien más bazas tiene para atraer a su territorio a las entidades financieras que hoy operan desde la capital británica. Es Francia quien ha hecho valer su peso en el momento de mayor debilidad del gobierno de Alemania, con la señora Merkel triunfante en las últimas elecciones generales pero sin socios parlamentarios suficientes para asegurar un gobierno fuerte. Y con la duda de si no acabarán teniendo que votar los alemanes de nuevo. Un poco a la española, digamos. De elección en elección hasta que la aritmética cambie.

La vida sigue. Con Puigdemont contando cuentos para intentar salvar su gestión del examen inapelable de la Historia y con los partidos descontando los días que nos separan de la jornada electoral en Cataluña. El día en que los catalanes escogerán un nuevo Parlamento autonómico en unas elecciones corrientes y, a la vez, inéditas. Porque nunca antes han ido a las urnas los dos partidos independentistas con la constatación ya de en qué ha quedado todo aquello que prometieron y porque hay un candidato a president que pretende hacer campaña a base de hologramas, de tuits y de videos de primera desde su residencia secreta en Bruselas.

Su máximo rival se llama Oriol Junqueras y no sólo no se fugó sino que parece decidido a hacer la campaña en ausencia, recluido en Estremera y alimentando su imagen (falsa) de preso de conciencia. Para contar queRajoy habría asesinado catalanes en las calles de Barcelona ya se basta y se sobra la señora Rovira.

Junqueras, a diferencia de los demás, quiere quedar como el hombre que llevó su empeño en combatir al Estado hasta las últimas consecuencias. Él reza, escribe cartas y engorda la lista de distorsiones que conforman su argumentario político mientras los demás van aflojando en la resistencia al 155 y a la Constitución española. La señora Forcadell abrió camino en el Supremo y detrás van los ex consejeros cacofónicos, Rull y Turull. Ansiosos ya por que la causa la asuma el juez Llarena para poder ir a decirle lo muy convencidos que están de que la vía unilateral está muerta. Créanos usted, señoría, que si nos pide que gritemos ‘Viva la Constitución’, se lo gritamos a pulmón lleno. Lo que haga falta para que nos alivie usted las medidas cautelares y podamos volver a casa, digo a los mítines.

Porque no es lo mismo, claro, estar dentro que estar fuera.