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Monólogo de Alsina: "May pide menos límites para la policía y Corbyn más dinero para ellos"

Éste es el mensaje que dirigió ayer al pueblo británico su primera ministra. Su "basta ya". Que lleva dentro este otro mensaje en vísperas de que este pueblo elija su nuevo Parlamento y, por tanto, su nuevo gobierno: hay que hacer compatibles los valores de la democracia, las libertades públicas y el derecho a la privacidad, con una mayor eficacia en la lucha contra el yihadismo. O dicho en otros términos, que los medios empleados hasta ahora para detectar a los terroristas, a quienes les reclutan y adiestran, y extirparlos de la sociedad británica no son suficientes. Sigue habiendo, sostiene la señora May, tolerancia hacia el extremismo en su país.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 27.10.2017 23:33

Debates incómodos, lo llama la primera ministra. ¿A qué? A reabrir —si es que alguna vez se cerró— el debate de siempre: hasta dónde deben llegar las medidas de vigilancia y cuánto estamos dispuestos a sacrificar de nuestras libertades y nuestra privacidad. Lo que ayer defendió en público Theresa May es que deben revisarse, y ampliarse, los límites que hasta ahora le han sido permitidos a las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia.

Ésa es la esencia del discurso que pronunció doce horas después de que tres individuos armados con cuchillos y con una furgoneta utilizada como arma de destrucción, mataran a siete personas en Londres, dejaran malheridas a casi cincuenta y sembraran el terror en cientos de personas exhibiéndose a gritos con falsos cinturones bomba. Hay un ciudadano español, Ignacio Echeverría, empleado del banco HSBC, 39 años, desaparecido.

Dos semanas después de Manchester ha vuelto a ser Londres el escenario elegido para el asesinato múltiple. Esta vez combinando, o sumando, lo que hizo el terrorista del puente de Westminster con lo que hicieron los de Bataclán. Primero atropellar viandantes y después descender del vehículo en una zona de bares y restaurantes para ir acuchillando a todos los clientes que pudieron.

Hasta ser muertos los tres asesinos por los disparos de ocho agentes de policía que no dudaron en soltar toda la munición que tenían para impedir que estos tipos activaran sus cinturones de explosivos, que sólo luego se supo que eran falsos.

Es el tercer atentado en el Reino Unido en tres meses. Por dos veces lo subrayó ayer la señora May para afirmar a continuación que es hora de cambiar las cosas. Y que es el pueblo británico el que debe asumir que está en guerra contra una ideología asesina llamada yihadismo y que sólo aceptando eso y combatiendo desde la unidad se la puede derrotar.

Hoy las dos preguntas que se hacen los medios británicos son estas:

• Primera, en qué medidas concretas se traduce esto que May llama cambiar las cosas, su basta ya. Qué tiene en mente y cómo y a quiénes afecta.

• Segundo, cómo van a recibir el mensaje los ciudadanos que el jueves deciden si le dan su confianza a esta primera ministra que llegó al cargo por la espantada de David Cameron y que anticipó, por voluntad propia, su moción de confianza en las urnas.

Éste es el hombre que le disputa a Theresa May la jefatura del gobierno y que el jueves podría dar el vuelco. Su discurso tras el atentado de Londres se ha parecido poco al de la jefa del gobierno. Donde ella dice que hay que reformar la estrategia y las leyes, él reclama más dinero para la policía. Vincula inseguridad con ajuste presupuestario y expone como fórmula para mejorar la seguridad contratar más policía que vaya armada.

Y vuelve a decir —porque en su día hubo controversia al respecto— que él no está en contra de que un policía armado dispare contra un terrorista para matarlo.

Tal como sucedió en la España de 2004, circuló ayer el rumor de que el gobierno británico se planteaba aplazar las elecciones del jueves. Aunque la primera ministra desmintió esa conjetura, el Partido Laborista —por si acaso— se manifestó en contra del aplazamiento y Corbyn dijo que hacerlo equivaldría a dejarse derrotar por los terroristas.

Debate hay, en el Reino Unido, sobre la seguridad y las libertades y sobre si es correcto vincular extremismo con terrorismo, como hizo ayer la primera ministra. Lo que ningún dirigente político ha planteado es que deba dejar de combatirse a Daesh con el Ejército en Iraq o que deba culparse de los atentados que sufre el país a quien autorizó la participación en esas acciones militares, que fue el Parlamento.

Y desde luego nadie va a decir lo que ha dicho Miguel Angel Revilla aquí en España: que todos los atentados yihadistas en Europa tienen su origen en la foto de las Azores. Así, porque sí. De los atentados yihadistas en los países de mayoría musulmana —Afganistán, particularmente— no dice nada porque ahí las Azores no pintan nada y se le viene abajo la doctrina de brocha gorda.

Primera de las jornadas de huelga que tiene convocado el sindicato de los estibadores como forma de presión a la patronal para que acepte contratar a todos los empleados que hasta ahora dependían de las sociedades intermedias.