OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "ERC no ha dejado caer a Puigdemont pero le hace saber que no es buena idea ningunearles"

Querida Leonor:

Ya sabes lo que hay.

Me gustaría decirte que ya pasó. El día de los nervios. Del examen. De todo el mundo mirándote. Tu padre, tu madre, tu hermana, tus abuelos. Ese otro montón de abuelos que estaban allí presentes y que encarnan a las instituciones del Estado. Toda España mirándote, Leonor. Examinando cada gesto, cada aspecto, cada movimiento de una niña de doce años. Cómo has ido vestida, cómo te sientas, cómo te levantas, cómo te sientas de nuevo. Cómo saludas, cómo das la mano, cómo le haces la reverencia al abuelo. A quién miras. Si sonríes. Si no sonríes. Si has arqueado las cejas, sí, un poco, sin querer, cuando les has escuchado a papá cargar hacer descansar la pesada carga de la continuidad de la corona sobre tus hombros de doce años.

No te apures, Leonor. Nadie podría reprocharte que ayer sintieras, aunque sólo fuera por un instante, la tentación de abdicar por adelantado. Tanta responsabilidad no ya para el futuro sino ya, para este día que es presente.

Ejemplaridad. Que es lo más subjetivo y, al tiempo, lo más asambleario de todo lo que de ti se espera. El pueblo anhela que seas un ejemplo para él. El pueblo no quiere que te parezcas a él. Quiere que, a diferencia de él, tú no incurras en excesos, no cometas abusos, no tengas defectos. Seguro que ya entiendes —ni siquiera preguntaste— por qué no estaban ayer tus otros tíos y esa legión de primos rubios que tienes. Seguro que ya entiendes —quizá te lo han explicado— por qué se trastabilló en sus últimos años el reinado de tu abuelo.

Prueba superada, Leonor. El rostro sereno, apacible, tierno y, a la vez, inescrutable. Qué estarías pensando.

Lo llaman profesionalidad. Una princesa profesional de doce años. Eres la única niña de España a la que se le aplica, creo, este adjetivo: profesional. Claro que también eres la única a la que nunca le han preguntado "qué quieres ser de mayor".

Querida Leonor: me gustaría decirte que ya pasó.

Pero es justo al revés. Para ti, está empezando. Ayer empezó. La fiscalización de cada paso, cada gesto, cada palabra que, en breve, empieces a pronunciar en tus discursos.

Ya te irás acostumbrando.

O no, puede que a esto no se acostumbre una nunca. Menos aún cuando aún no has cumplido los trece y te espera la adolescencia rebelde puertas adentro de un palacio.

Querida Leonor: ya sabes lo que hay, mi reina.

¿Es sólo una pequeña fisura o es la grieta que anuncia la ruptura?

¿Sólo se ha aplazado el intento de coronar al prófugo, o el aplazamiento es la antesala del naufragio definitivo?

Es arriesgado sacar conclusiones demasiado categóricas del capítulo de ayer del serial puigdemoníaco —a saber cuál será el próximo giro de guión—, pero sí puede afirmarse, sin mucho riesgo, que éste es un mal día para ser fantasma en Flandes. Que hoy sí está notando el profeta espectral el peso de los mil trescientos kilómetros que separan su bosque de Bruselas del Parlamento de Cataluña.

Que Esquerra Republicana no ha dejado caer al candidato (carece de fuerza para forzar un recambio) pero sí le ha hecho saber al de Flandes que no es buena idea ningunearles. Tratarles como si fueran actores de reparto obligados a hacerle a él los coros. Junqueras no es Turull. Y ha querido que se sepa.

Dos novedades en el último capítulo emitido del serial:

1 • Por primera vez en tres meses, Puigdemont no tiene la iniciativa en el frente independentista. La decisión de frenar y aplazar lo suyo no la tomó él, la tomó Esquerra.

2 • Por primera vez el presidente del Parlamento catalán ha aceptado, en la práctica, que las instrucciones del Tribunal Constitucional deben ser tenidas en cuenta.

La pantalla de la investidura no se ha pasado. La primera meta que se habían planteado los independentistas, consumar la investidura a la primera y antes del 31 de enero, no se ha cruzado.

Hoy se termina enero y el 155 sigue aplicándose en Cataluña.

La autonomía sigue intervenida.

Y el gobierno de la comunidad lo sigue ejerciendo la vicepresidenta Soraya, como la llama, por el nombre de pila, el señor Torrent.

¿Por qué? Porque el bloque independentista no ha querido investir a un candidato viable que podría estar tomando posesión de su cargo hoy mismo.

No hubo pleno de investidura.

No hay presidente nuevo.

No hay fecha para intentarlo.

No hay candidato viable.

• Y Rufián no ha publicado un tuit llamando traidor al presidente del Parlament y preguntándole por las treinta monedas de plata. Torrent es del mismo partido que Rufián.

Y Rufián, en realidad, no pinta nada en las decisiones que está tomando Esquerra Republicana.

La decisión fue no darle el gusto al prófugo de montar el numerito de una investidura fallida sólo para que él pudiera darse por investido a costa de que al presidente del Parlamento le cayera una demanda y los diputados que están en libertad bajo fianza volvieran a prisión por reincidentes.

Fue entrañable que el amigo Torrent fingiera que, en lugar de una faena, le estaba haciendo un favor a Puigdemont. Que si aplazaba lo suyo era en atención a las garantías que él mismo había reclamado.

Atendiendo a lo que había pedido él mismo. ¿No quieres garantías, Carles? Pues en estas condiciones, contigo prófugo y pretendiendo una investidura a distancia, no hay garantía que valga. Ya haremos el pleno cuando sirva para algo.

Naturalmente, por la noche apareció en vídeo el fantasma para decir que el aplazamiento no era cosa suya, sino de Esquerra.

Le habría agradado la fantasmada de la investidura por skype. Pero qué remedio le queda, sino tragar con la decisión de Esquerra Republicana.

Respeta, sí, pero avisando. ¿De qué? De que o le invisten a él o manda a sus diputados que rechacen cualquier otra investidura y fuerza elecciones.

Sería enternecedor, si no fuera porque es quien es, verle hacer un discurso pretendida (y pretenciosamente) institucional presentándose, el mismo día que no han querido intentar investirle, como el presidente del gobierno en el exilio.

Esquerra, sin dejar caer (aún) a Puigdemont, le ha empezado a dar largas al candidato.

Seguramente es pronto para saber si es fisura o es grieta.

Si los de Esquerra llegarán hasta el final o sólo están haciéndose valer porque el PuigDeCat les trata como si fueran empleados suyos que sólo tienen que decir "sí bwana". Porque aún no han pactado el reparto de carteras en el nuevo gobierno. Porque se arriesgan a que el candidato diga en su discurso que apuesta por la vía unilateral y manda a prisión a Rull, a Turull, a Forcadell y a Romeva.

• El lunes fue el fantasma el que metió presión a Esquerra para que hiciera una investidura de cualquier manera.

• El martes fue Esquerra quien le devolvió la presión al fantasma haciéndole ver que no van a jugárselo todo por nada.

Junqueras ha aprovechado el balón que le ha puesto a tiro el Constitucional y lo ha mandado hacia delante para subir el precio.