OPINIÓN

VÍDEO | Monólogo de Alsina: "Los tribunales están al servicio del PP... salvo cuando dan la razón a la Generalitat"

Si a usted le da el bajón esta mañana, acuérdese de Carlos Sainz. Su vamos vamos vamos de ayer en Singapur. Éste es el espíritu para empezar la semana: ¡Vamos vamos vamos, toma toma toma!

Y el remate, que lo puso un miembro de su equipo.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 18.09.2017 08:10

Boom shakalaka.

Vamos, vamos, vamos, que usted también merece un boom shakalaka.

Ármese de paciencia porque las noticias del día siguen girando en torno a lo de siempre. Ya no nos libramos hasta el primero de octubre. O el segundo. O el tercero. A estas alturas ya nada puede sorprendernos, ¿verdad?

Y menos que nada, ver a Carles Puigdemont presumiendo de sus conocimientos internáuticos para burlar el bloqueo de una web ilegal o ver a su colega Oriol Junqueras acudiendo al Tribunal Supremo para no perder el control del presupuesto.

De Puigdemont, qué quieren que les diga. No acabará de presidente de la República Catalana, pero a los congresos sobre seguridad informática igual sí que le invitan. A deponer allí sobre proxys y otros métodos para ocultar el lugar desde el que estás accediendo a un servidor. El presidente de la mitad de los catalanes, el semi-president, aleccionando a sus seguidores en twitter sobre cómo burlar una restricción judicial. Hombre, si está burlándose cada día del Constitucional, de la fiscalía y de la mitad de los catalanes, no esperarían que acatase sin rechistar la anulación de su página web. Carles Proxy-mont, consultor de trucos y trampas cibernéticos.

De Junqueras, pues más de lo mismo. Ahora pide que intervenga el Tribunal Supremo para impedir que Montoro asuma el control del presupuesto de la Generalitat. ¡Junqueras invocando la ley y acudiendo a un Tribunal español! Ver para creer, señora.

Después de haber forzado la aprobación en el Parlament de leyes que él sabe mejor que nadie que son inconstitucionales, después de haber pisoteado los derechos de los grupos de la oposición, después de haber acusado a la Justicia española de politización, autoritarismo y no sé cuántas cosas más, pide al Supremo que intervenga.

¿Para hacerle caso cuando se pronuncie o sólo si le da la razón a él? Porque éste es el comportamiento de siempre: el Constitucional es un órgano político que está al servicio del PP, salvo cuando le da la razón a la Generalitat, que entonces es el árbitro respetable que pone las cosas en su sitio.

Qué hartazgo, sí, qué hartura. Pero no se venga usted abajo que la semana recién comenzó.

En el capítulo de hoy de la cuestión catalana —"El tiempo entre imposturas"—, tenemos anotado que la policía judicial localizó y requisó un arsenal de propaganda. Más de un millón de carteles del referéndum inutilizados por orden de la fiscalía. ¿Cuánto ha costado imprimirlos? ¿Quién lo encargó? ¿De dónde salió el dinero? Todo eso tienen que averiguarlo también los investigadores.

Activistas de la CUP —propagandistas— se pasearon ayer por Barcelona exhibiendo su cartelería a favor del sí. En Madrid activistas de la CUP, con Joan Tardá y otros invitados, celebraron el acto en apoyo al derecho a decidir, que resulto ser en apoyo al referéndum suspendido y a la independencia. Asistieron dos hombres de Podemos, Miguel Urban y Dante Fachín. Pero no asistió Pablo Iglesias. Y no asistió Íñigo Errejón. Y si no fueron es que piensan que no les convenía dejarse ver allí, no porque no supieran dónde era. Y no porque no sintonicen con alguna de las soflamas que se escucharon allí, como que España se ha vuelto franquista o que el primero de octubre es la punta de lanza de la revolución que tumbará el régimen surgido de la transición (y otras cosas de rigor semejante, o sea, nulo).

Pedro Sánchez y Miquel Iceta estuvieron juntos en la fiesta de la Rosa del PSC criticando al gobierno independentista por dividir a los catalanes pero también a Rajoy, que en opinión de Sánchez es culpable de no haber dado solución al encaje de Cataluña en España.

De los errores propios cometidos por el PSOE y el PSC —el principal, abrir camino a la satanización del Tribunal Constitucional en 2010—, como es costumbre, ni media palabra. Iceta insta a Ada Colau a que diga qué va a votar el primero de octubre, aun poniendo por delante que diga lo que diga, vote lo que vote, haga lo que haga, no dejará el PSC de gobernar de su mano Barcelona.

Colau está donde siempre ha estado. En el cálculo. Y en la embestida al Constitucional. Al lado del independentismo en su pulso al Estado. Lo camufla predicando que votar es una forma de combatir a Rajoy, pero es sólo eso, una coartada. Con el altavoz siempre presto de su club de fans. Que dicen que se ha puesto la alcaldesa en una posición central entre los unos y los otros. No es verdad. Apoya el referéndum suspendido y hace campaña con Puigdemont, Junqueras y los demás. Su posición, en efecto, es inequívoca.

A catorce días del primero de octubre, cunde la percepción de que el gobierno independentista ha llegado más lejos de lo que preveía el gobierno central y consigue exhibirse como insumiso sin que nada grave, en realidad, le suceda. Puigdemont, Junqueras, Turull hace tiempo que perdieron el pudor: un día se ríen, otro se regodean y, al tercero, se chotean.

Están buscando la suspensión de funciones, es verdad. Pero es que, a base de reincidir, la están mereciendo. Razones ya han dado para ser suspendidos. Y si aún no lo han sido es porque alguien en Madrid entiende que no conviene. O no todavía.

Puigdemont, entretanto, ensaya su discurso de proclamación de la independencia. Aunque sea hueco. Aunque no sirva para nada. Y aunque para entonces sí esté suspendido. El primero de octubre por la noche dirá que hubo menos participación de la deseable porque el gobierno boicoteó las urnas. Pero que, con todo. hubo urnas y hubo noes, pero ganó el sí.

Los suyos ignorarán la suspensión, le seguirán tratando como presidente en plenitud y quién sabe si en TV3 no empezarán a llamarle ya president de la Republica.

Con eso, al menos, sueña él. Entre proxy y proxy.