EL INDULTADO DE RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta a Giuseppe Conte: "Parece encarnar la época de los títeres y de la política interina"

Indultamos a Giuseppe Conte. Que no es un cantante ni un futbolista, sin el aspirante al cargo de primer ministro de Italia, aunque la noticia de que amañó su curriúculm universitario, estas cosas solo pasan en Italia, llegó a amenazar su candidatura. Candidatura sorprendente, añadimos, pues ni se presentó a las elecciones ni hay pruebas si quiera de que acudiera a votar.

Rubén Amón | @Ruben_Amon

Madrid | 25.05.2018 09:56

Sabemos que es abogado. Que nació en Apulia. Y que reúne un perfil administrativo y técnico. Nada nuevo en la tradición tecnócrata de Italia, pero sí insólito en el consenso de las nuevas fuerzas políticas, pues se supone que el populismo de la Liga Norte y del Movimiento 5 Estrellas no iban a incurrir en los antiguos hábitos de sus mayores.

Los partidos del pueblo quieren proclamar a un jefe de Gobierno extraparlamentario, aunque la razón por la que lo hacen no es tanto el mimetismo de la casta como la necesidad de encontrar una marioneta capaz de resolver los escollos de sus respectivos programas.

Giuseppe Conte parece encarnar la época de los títeres y de la política interina. Una estirpe de líderes sin liderazgo que acceden al poder asumiendo la propia incredulidad. Le sucede a Torra en la Generalitat. Pastueño, manso, sumiso, acepta el president desenvolverse como la oveja Dolly, una réplica de Puigdemont que fue ungido en un ceremonial paródico y que acepta humillarse -no se le permite ocupar el despacho- a un papel gregario como fusible y mártir de la campaña soberanista.

Conte se expone a una parecida tensión instrumental, pero la política italiana se diferencia de la española en dos cuestiones fundamentales. Una es la flexibilidad para encontrar el consenso (la extrema derecha de Salvini baila la tarantela con la extrema izquierda de Di Maio). Otra es la asombrosa capacidad de desdramatización, así es que no os toméis al pie de la letra ni la xenofobia ni el antieuropeísmo. Ni tampoco al propio Giuseppe Conti.