OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Si Iglesias no quiere que se hable de Cataluña no es porque canse, sino porque ha fracasado allí"

Ojalá, ¿no? Ojalá acabemos viéndolo.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 19.01.2018 07:48

Que baste con hacerte un análisis de sangre para saber si padeces algún cáncer. Una prueba tan sencilla que permita la detección precoz, tan importante.

Todavía no existe este procedimiento. Pero una revista científica ha publicado los resultados de una investigación que están realizando en la Universidad Johns Hopkins y son muy esperanzadores. Si la cosa va bien, igual dentro de algunos años, ¿imaginan?, nos hacemos los análisis de manera corriente.

Los mayores avances, a menudo, empiezan por una investigación que sale bien y de la que los medios de comunicación apenas decimos una palabra.

Historias interesantes las hay todos los días, es verdad. No sólo de Cataluña vive el hombre. También es verdad.

Miren hoy mismo lo que tenemos a la vista:

• El juicio de la Gürtel valenciana con la expectativa de que Pablo Crespo y Alvaro Pérez tiren cada uno de su manta, aunque sea sólo de una puntita, algo es algo. No es que vaya a ser una sorpresa que el PP valenciano se financiara irregularmente usando como tapadera Orange Market —eso está ya bastante acreditado— pero los abogados anunciaron hechos novedosos y relevantes.

• Tenemos lo del papa Francisco, el momento mosqueo papal, cuando le preguntaron ayer por el obispo chileno acusado de encubrir abusos sexuales: "Todo es una calumnia", dijo, "¿está claro?" Y no pregunten más por el tema, que ya no hablo.

• Tenemos lo de Woody Allen.

Hay otros asuntos. Y a quien no le viene bien que se hable de una cosa, intenta que se hable de otra.

A quien le ha ido mal en las elecciones catalanas, por ejemplo, a quien aspiró a ser decisivo y se ha quedado sin fuerza para decidir nada, le conviene que el debate público cambie el foco porque se ha resignado a no conseguir, con Cataluña, un solo voto nuevo. Incluso a perderlos.

Sánchez e Iglesias quieren que cambie ya el menú de las tertulias.

• No digo que no tenga razón Pedro Sánchez cuando dice que hay que hablar también de las pensiones y de la situación económica. Pero hombre, quien se pasó semanas negociando con Rajoy su apoyo al 155, quien hizo de la plurinacionalidad el eje de su discurso, quien nos persuadió a todos de que la solución a Cataluña pasaba por la comisión parlamentaria que le había arrancado al presidente del gobierno —frente al inmovilismo, por fin, el cauce para arreglar el principal problema del Estado— no fue otro que él. Y con buen sentido. Si ahora las cosas se han torcido para el PSC, si la plurinacionalidad ha perdido fuelle, si quien anda levitando en las encuestas es Rivera, se entiende que quiera cambiar el paso. Pero por estrategia de partido, no porque los problemas del país —ni el orden de importancia— hayan cambiado.

• No digo que no tenga razón Pablo Iglesias cuando dice que el tema catalán tiene cansada a buena parte del público, pero él no trabaja de director de contenidos de una televisión, es el líder del tercer grupo parlamentario del Congreso y el hombre que aseguró que sólo cuando Podemos llegue a gobierno se arreglará el encaje de todos los territorios en España. Por eso resulta un poco burdo —o completamente burdo— esto de ponerse estupendo y alegar ahora que seguir hablando a diario de lo que pasa en Cataluña es tomarle el pelo a la gente porque no se habla de otras cosas.

El dedo aquí ya no se lo chupa casi nadie.

Si Pablo no quiere que el tema sea Cataluña es porque Pablo ha llevado muy mal el tema Cataluña y ha fracasado su estrategia sobre el tema Cataluña. No porque haya tenido una revelación y el pueblo le haya hecho saber que no es esto, no es esto, no es esto de lo que queremos que se hable.

Quien se pasó semanas dándole vueltas a las naciones que forman la nación y el derecho de los pueblos de España a seguir siendo pueblos dejando de ser España fue Iglesias. Desatendiendo a la depurada Bescansa. Carolina acertaba mientras Pablo se columpiaba. Oye, cosas que pasan. Quien no ha incurrido en un error de estrategia. Infalible no es nadie y hace tiempo que en el partido se nota.

A Pablo se le ha olvidado que montó una cumbre en Zaragoza con partidos de izquierdas, nacionalistas e independentistas para hacer un manifiesto sobre la autodeterminación que estaba llamado a ser la piedra angular de la feliz solución de todos los problemas. Podía haber organizado una convención en Zaragoza sobre la pobreza energética, es verdad, o sobre la precariedad laboral, es verdad, o sobre la dependencia, pero eligió hacerlo sobre la in-dependencia. Sólo por una razón: pensaba que electoralmente le convenía. Misma razón, pero a la inversa, que le lleva ahora a querer mandar a negro el tema: ha dejado de convenirle.

Pero no me vengas ahora con que no te pregunten más por Cataluña porque la gente está cansada.

El tema catalán perjudica a Podemos. Ahora entenderá Iglesias lo acertada que estuvo Bescansa. Y ahora entenderá por qué Rajoy prefiere que se hable del PIB a que se hable de la corrupción de su partido, por ejemplo. Lo que te quita votos deja de parecerte de interés público.

Por eso el PP ya se ha puesto el casco para la que se le viene esta mañana encima. Si se confirman los indicios —y se van a confirmar— Pablo Crespo, que fue secretario de organización en el PP gallego de Fraga, y Alvaro Pérez, amigo del alma de Francisco Camps, confirmarán hoy ante el tribunal que les juzga que el PP valenciano cargaba sus gastos de campaña a empresarios afines y que eran estos los que, en verdad, pagaban los servicios de Orange Market. Es decir, financiación irregular. Y trato de favor. Y tráfico de influencias.

No había ni Palau de la Música ni Orfeón, pero todo lo demás se parecía mucho al modus operandi de Convergencia.