OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Paga el Grupo"

Les doy una noticia. Que no le va a gustar a Albert Rivera. Ciudadanos tiene nuevas cosas que explicar sobre el uso del dinero público en Murcia. La subvención que recibe su grupo en el Parlamento regional para costear los gastos de su actividad parlamentaria y que se ha usado para pagar algo bien distinto, la campaña electoral del partido.

Carlos Alsina

Madrid | 18.05.2016 07:14

Hace tres semanas nuestra redacción en Murcia desveló la existencia de facturas emitidas por los organizadores de actos electorales al grupo parlamentario de Ciudadanos en la campaña de las autonómicas de 2015. Primero el partido dijo que era un error de los administrativos pero al final le cortaron la cabeza al delegado provincial, reintegraron a la cuenta del grupo el dinero de los gastos cargados irregularmente y dieron el asunto por solventado. Pero…la historia tiene segunda parte. Y es ésta que les contamos hoy.

Ya no es la campaña de las autonómicas de 2015. Es la campaña de las generales de diciembre. Son los actos electorales del candidato Rivera. Ciudadanos alquiló la sala de prensa del palacio de Congresos para la presentación de cabezas de lista, apadrinados por Rivera. La factura se emitió a nombre del grupo parlamentario. Ese mismo día alquila otra sala en el hotel Nelva de Murcia para un acto electoral de Rivera. Se factura también al grupo bajo el concepto de “cafetería”. El día 22 es la sala Almudí del hotel Siete Coronas la que se alquila. Y paga de nuevo el grupo. Y el 17 de diciembre de nuevo el palacio de congresos, la sala multiusos. Mismo paganini.

De estos gastos hasta ahora el partido no ha dicho nada porque no habían salido a la luz. Pero revelan, para empezar, que esto de usar el grupo parlamentario como surtidor de dinero para pagar la campaña del partido no era error administrativo sino hábito. Y que por más que se estire la intepretación de la norma, el hecho de que un diputado de Ciudadanos acuda a un mítin de su jefe difícilmente puede considerarse como actividad parlamentaria. Del mismo modo que cuando el alcalde de Zaragoza se va a una kedada de partidos de su cuerda que organiza Ada Colau está lejos de ser actividad municipal derivada de su cargo (si quiere ir, que se lo pague). O del mismo modo que cuando el senador Monago viajaba a actos de su partido en Canarias eran gastos y actos de partido, no del Senado ni por su condición de senador.

La confusión permanente entre la institución y el partido tiene poco de ejemplar y mucho de interesada.

En el Partido Popular la palabra del día es ¡vendetta! Rita Barberá a degüello contra los jóvenes vicesecretarios que le pidieron explicaciones por el blanqueo de dinero (presunto) en Valencia. Aprovecha la senadora que a Javier Maroto se le vio en Eurovisión el sábado (en la fiesta de los fans) para hacer sangre: le ha dicho a La Razón que estos vicesecretarios están ocupados en eurovisión, y que alguno debería preocuparse más por la condena que le ha caído de cuando era alcalde de Vitoria que por los mil euros que ella donó al partido. Rita contra Maroto, hagan sus apuestas.

Mientras el PP vasco mantiene que este asunto, el caso San Antonio, no es un tema de corrupción sino de falta administrativa (un alquiler que pagó el ayuntamiento por un local a precio superior al de mercado, o traducido, perjuicio a las arcas públicas), la señora Barberá alimenta la sospecha. Mientras la dirección del PP critica al PNV por usar ese asunto electoralmente y le dice que enfanga, Rita se hace peneuvista y tira a Maroto de cabeza al fango y con eurovisión como banda sonora. Donde las dan las tomas. Sigue encabritada la ex alcaldesa valenciana porque los jóvenes de Ferraz (incluyamos ahí a Maíllo) le metieron presión para que hablara y para que se marchara. Hizo lo primero pero no hizo lo segundo. Aunque en Génova dé por hecho —cómo no darlo— que a Rita Barberá le acabará llegando la citación del Supremo para declarar como investigada y la solicitud del suplicatorio correspondiente al Senado. Más madera, es la guerra.

Marjaliza, el presunto empresario y jeta confeso que hizo fortuna en complicidad con su compadre Paco Granados le contó tantas cosas al juez cuando por fin se animó a tirar de la manta que es natural que Granados se tema lo peor el día que ese juez emita el auto de procesamiento.

Lo que se ha conocido ahora es la literalidad de las sucesivas declaraciones que el corrupto de Valdemoro hizo en el juzgado. Lo esencial ya había trascendido. Ahora lo que tenemos son los detalles y el audio de su testimonio. Pasajes como éste en el que explica que Granados se llevaba el veinte por ciento de las obras y contratos adjudicados. Entre tres mil y seis mil euros por vivienda construída en Valdemoro. Y que le daba el dinero en efectivo, en sobres. Siendo consejero del gobierno de Esperanza Aguirre.

Lo de Granados ya no hay quien lo levante porque Marjaliza, el socio, confiesa que el consorcio creado para hacer dinero sucio lo formaban tres personas, y una de las tres era el número dos del partido popular madrileño.

Granados ya no está en política. Pero Jaime González Taboada sí, es el número tres de la lista de Cristina Cifuentes, consejero de su gobierno autonómico, y segun Marjaliza otro de los eslabones de la cadena. Como director general en la época de Granados decidía sobre adjudicaciones del plan regional de inversiones Prisma. Y era, según el empresario, quien se interesaba por saber qué parte del pastel estaba ya repartida.

Jaime González Taboada siempre ha negado las imputaciones de Marjaliza, a día de hoy sigue contando con la confianza de la presidenta Cifuentes y no ha sido imputado por el juez que lleva la causa. A día de hoy. Si acabara siéndolo, su cargo también se acabaría.