OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Como dice Einstein: el mal está en quién lo comete y en quién lo consiente"

Esto no vamos a poder hacerlo muchos más días, aprovechemos. Empezar el relato de la actualidad del día escuchando a Einstein.

Carlos Alsina

Madrid | 12.02.2016 08:08

Albert Einstein hablando, hace setenta y cinco años, de la relación entre el lenguaje y el conocimiento. Preguntándose por qué el idioma de la ciencia, a diferencia de nuestros idiomas natales, es internacional, compartido por los científicos de todo el mundo. Y respondiendo que es el lenguaje de la Humanidad, la ciencia, creado por las mentes más brillantes de todos los países y de todos los tiempos.

¡Conseguido!, exclamaron los científicos que han logrado probar no lo que Einstein predijo —don Alberto no era un profeta o un vidente—- sino lo que él teorizó que debía de existir para explicar algunas de las cosas que suceden en el universo, por ejemplo, la órbita de Mercurio: las ondas gravitacionales. Avisamos ayer de que éste sería el asunto del que más se hablaría en los medios durante el día. El choque entre dos agujeros negros que sucedió hace mil trescientos millones de años…

…y cuyas olas alcanzaron la Tierra el 14 de septiembre de 2015 y fueron percibidas por un enorme detector fabricado por la inteligencia humana.

Era el asunto más comentado del día de ayer…al menos…al menos hasta que empezaron los nuevos registros en la sede del PP por la Operación Púnica. Evocando a Einstein podríamos decir esta mañana que si, por ejemplo, el hermano gemelo de Francisco Granados se fuera al espacio y estuviera unos años viajando a la velocidad de la luz, al regresar a la Tierra habrían pasado aquí muchos muchos muchos años, pero muchos, y aún seguirían descubriéndose chanchullos y mangoneos de la Púnica. Las ondas corruptas que continúan detectando los jueces, al cabo de meses y años de trabajo, en el espacio y en el tiempo, y que van llegando en oleadas a los juzgados.

Érase que se era una agenda. En la que un hombre corrupto (presuntamente) que ocupaba un puesto elevadísimo en el gobierno regional de Madrid y que daba lecciones de moral a sus adversarios políticos en las tertulias televisivas, anotaba algunas de las cosas que él y otros hacían. Éranse tres letras, tres, que anotó aquel señor tan poderoso, Granados, en la agenda que acabó en manos de la policía: J.L.M. Parecía el nombre de alguien, debía de ser, seguro, el nombre de alguien. Ah, pero ¿de quién sería?

Érase un socio comercial, y amigo de la adolescencia, de aquel señor tan poderoso, que encarcelado por llevárselo calentito (presuntamente) decidió colaborar con la justicia. El día que David Marjaliza fue conducido por primera vez desde la cárcel de Soto al despacho del juez Velasco para empezar a cantar la gallina le temblaron las piernas a Granados y empezaron a temblárselas también a otros. Marjaliza era el Champollion que el juez y la policía necesitaban, el hombre de capaz de leer la piedra Rosetta de su antiguo amigo. J.L.M., le dijo el juez. Javier López Madrid, respondió Marjaliza.

Ese día empezó a escribirse la historia que llevó ayer a la policía al domicilio de López Madrid para registrárselo. Miembro del consejo de administración de la constructora OHL, creador de varias sociedades propias y un muy conocido financiero. Y además yerno (el vínculo familiar parece que en este caso importa) del primer ejecutivo de la constructora, Juan Miguel Villar Mir. Aquel a quien Luis Bárcenas mencionó como uno de los más generosos donantes del Partido Popular, aunque Villar negara luego ante el juez haber entregado dinero nunca a los partidos políticos.

¿Pagaba López Madrid comisiones a Francisco Granados? Y en ese caso, ¿para él, para el partido o para ambos? Eso es lo que investiga el juzgado. Que por eso ordenó detener hace tres meses a Nacho Palacios, el hombre de confianza de Granados que, sospecha la policía, acudía a la sede de la constructora a recoger el dinero, el cobrador de Paco. Y por eso el juez preguntó también a Marjaliza por esta otra anotación que aparecía en aquella agenda: B.G. ¿Éste quien és?, debió de preguntar el magistrado. Y Marjaliza respondió: “Beltrán Gutiérrez”. Exgerente del PP de Madrid. Involucrado en las tarjetas black. Apartado del cargo a raíz de aquel escándalo pero…con despacho todavía en el partido.

Ya no es gerente pero aún tiene despacho. Allí se plantó ayer, también, la guardia civil. A revisar papeles en Génova 13 y a buscar más papeles en el domicilio de Beltrán, dos por uno. El yerno del constructor, el gerente del partido y el cobrador del hombre fuerte, Granados. Todo en torno al partido que aún preside Esperanza Aguirre.

Ya vinieron, como si fuera una visita. Ya vino la guardia civil a indagar sobre la financiación irregular que a la señora Aguirre no le consta. La Púnica, de nuevo, en todo lo alto a unas horas de que Aguirre se persone en el Parlamento autonómico a responder preguntas en la comisión de investigación sobre la corrupción. Mientras sigue, en Valencia, el desfile de investigados por el caso Imelsa. En Mallorca, el juicio del caso Noos. Cuando ya tiene fecha el juicio de la Gurtel, octubre, y cuando habrá que creer que alguna vez terminará la instrucción del caso de los cursos de formación y de los ERES.

La corrupción cósmica… que se ha extendido en el espacio y en el tiempo. De entre las muchas frases que se le atribuyen a Einstein está ésta que dice que el mal no está solo en quienes lo cometen, sino también en aquéllos que, sabiéndolo, lo consienten.