MÁS DE UNO

Monólogo de Alsina: "Un escaño antes en Canarias"

De menos a más. De menos a más o cómo empezar por lo fácil. De menos a más o cómo dar tiempo al principal a que se aclare.

Carlos Alsina

Madrid | 01.07.2016 08:05

Rajoy, tan previsible, descolocó ayer al respetable. Su entorno había dicho que la primera llamada la recibiría Pedro Sánchezcomo en enero, que para eso es la novia pretendida para la gran coalición— y ayer a quien llamó fue a Fernando Clavijo. ¿A quién? Al presidente canario (que es verdad que fuera de Canarias es tan conocido como Pedro Quevedo). Para quedar en verse el martes que viene, que no parezca que es urgente pero tampoco que tenemos toda la vida.

[[DEST:Imaginen la cara de Pedro Sánchez, todo el día pendiente del móvil sin que éste suene, e imaginen la sorpresa de Clavijo]]

Imaginen la cara de Pedro Sánchez, todo el día pendiente del móvil sin que éste suene, e imaginen la sorpresa de Clavijo. Que le llaman de La Moncloa.

—Hombre, Mariano, ¡no te esperaba tan temprano!

—Bueno, Fernando, que ya me ha dicho Cospedal que véis bien que siga de presidente. Y te lo agradezco.

Más te lo agradezco yo a ti”, podría haberle dicho Clavijo, porque no sumando gran cosa el único escaño que tiene su partido le da la oportunidad de rentabilizarlo para cuatro años. A Coalición Canariapartido bisexual que gobierna a perpetuidad la comunidad autónoma, ora con el PP ora con el PSOE—- le disgusta muchísimo que se diga que le pone precio a su apoyo. No es eso, no es eso, le decía Ana Oramas a David del Cura. “Lo nuestro es sentido de Estado, pero velando por los intereses de los canarios”.

No se trata de pedir cosas a cambio de investir un presidente, claro que no, se trata de pedirlas aún no estando en condiciones de investir a nadie, porque con un escaño no puedes. Sólo tiene uno pero siempre ha sabido sacarle partido. Con Aznar, con Zapatero, con Sánchez cuando lo intentó y ahora con Rajoy, que aún no lo tiene hecho.

La ventaja de empezar por los nacionalistas canarios, tan receptivos, en lugar de estrenarse con Pedro Sánchez es doble: te aseguras no recibir la primera en la frente —ni suman ni deciden ni nada, pero te vienen bien para presumir de haber pactado ya con alguien— y das tiempo a los socialistas a que se aclaren ellos sobre cuál será su postura. El nueve de julio, con Obama sobrevolándonos, el comité federal del PSOE alumbrará el camino: o abstención previa negociación o elecciones de nuevo. Sánchez, quinto día ya mudo, tendrá despejada la hoja de ruta y podrá atender la invitación de Rajoy para sentarse explicando que ésa es la encomienda que tiene del sanedrín de su partido. Mientras Susana Díaz en enroca en la ingeniería verbal de la que es erudita —debe haber un gobierno cuando antes pero no somos nosotros quienes debemos facilitarlo—, Fernández Vara, que por fin se liberó de la autocensura y empezó la semana hablando claro, dice ya en voz alta cuál es el plan que se baraja: llegada la segunda votación de investidura, se abstienen justo los diputados que hagan falta.

Si a Rajoy le faltan cinco, que se abstengan cinco. Si le falta sólo uno, que salga un momento al patio el canario Quevedo, que tiene una llamada. Rajoy deja al PSOE para el final porque algunos, desde el PSOE, le han sugerido que lo haga.

Y si Rajoy descolocó cambiando de planes, Ciudadanos volvió a desconcertar con la evidencia de que planes, en realidad, no tiene. O tiene varios, uno por cada dirigente que habla. Hay algo peor que no ser impresicindible para que haya gobierno, y es transmitir la impresión de que eres un pollo sin cabeza.

[[DEST:Ciudadanos, que se declara partido de centro, necesita centrarse.]]

A Girauta se le ocurrió decir por la mañana que es viable negociar el apoyo a un gobierno del PP y que estaría bien que quien fuera el presidente se ofreciera a pasar una moción de confianza a mitad de de la legistatura.

Y a Villegas le preguntaron luego por lo que había dicho Girauta y dijo que de eso no hay nada.

Ciudadanos, que se declara partido de centro, necesita centrarse. Cada dirigente está en su derecho a tener criterio propio sobre cómo debería actuarse, pero se entiende que la dirección del partido se ha reunido ya para fijar posición común y explicarla con claridad a la opinión pública. Y claridad, en esta semana, es lo que menos están practicando.