OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Toda prudencia es poca"

Todo lo que se sabe es lo que está contado: que tres periodistas españoles, reporteros los tres, Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre —la voz de Ángel les resultará a ustedes familiar porque, desde su oficina en Buenos Aires colabora con nuestra cadena informando de lo que sucede en Argentina y el sur de Iberoamérica—, viajaron juntos a Turquía a primeros de mes y cruzaron la frontera con Siria para viajar hasta Alepo, cuatro millones de habitantes, con idea de obtener información de primera mano sobre la guerra civil que, desde hace cinco años, se vive en Siria.

Carlos Alsina

Madrid | 22.07.2015 08:24

El último testimonio que se conoce de alguien que los vio es del director de una ong que ha contado a la agencia Efe que los tres reporteros, con su traductor sirio, estuvieron en el casco antiguo de Alepo —-se movían en una furgoneta blanca— el día 11, hace dos sábados. Lo que sucedió después ya entra en el terreno de las hipótesis. A nadie se le oculta que Alepo está controlada por una organización yihadista llamada Al Nusra que se fundó en 2012, bajo el paraguas de Al Qaeda, y que aprovecho la revolución contra Basher el Asad para apropiarse de la bandera contra el régimen y arrebatarle al ejército sirio el dominio de esta provincia (Al Nusra es Al Qaeda, no Estado Islámico). Que la ciudad está controlada por ellos es conocido —Sastre, Pampliega y López ya estuvieron allí hace dos veranos— pero en este momento no hay confirmación alguna de que los reporteros estén en manos ni de esta organización ni de ninguna otra.

La prioridad, obviamente, del gobierno español, a través de Exteriores y los servicios de inteligencia, es saber qué ha pasado; y la prioridad para las familias de los tres desaparecidos —así lo ha dicho en un comunicado— es que los medios (los demás periodistas que no estamos en Alepo ni sabemos lo que está pasando ahora mismo allí) tengamos presente que en esta situación lo deseable es mantener la mayor de las discreciones posibles. La noticia de la desaparición, que las familias y algunos compañeros conocen desde hace unos días, se publicó, la difundió, el diario ABC en la tarde de ayer y, una vez que está circulando, todo lo que piden los familiares es que tengamos en cuenta esto que respetuosamente nos están recordando. Que cuanta más relevancia pública se le de a tres extranjeros desaparecidos en una provincia gobernada por yihadistas más interés van a tener a estos en hacerse con ellos para utilizarlos.

Aquí, en las Españas, sólo en una cosa coinciden los cuatro líderes políticos que compiten por la presidencia del gobierno el próximo otoño: Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera están de acuerdo en esto: Artur Mas no es de fiar. “De este señor no me fío”, dijo aquí Iglesias el lunes. “Fractura la sociedad y viola la ley”, dijeron ayer Rajoy y Sánchez. “A mí me lo vais a contar”, dice Rivera, que lleva nueve años de diputado autonómico. Los cuatro quieren frenar a Mas, pero cada uno a su manera. Y Duran i Lleida, al fondo y desdibujado, se esfuerza en que alguien todavía le tenga en cuenta. “Eh, que yo puedo ser intelocutor”, dice, mientras los otros cuatro lo miran como si fuera el hombre invisible. El rey Felipe VI, borbonísimo, volverá a pisar mañana la ciudad que su antecesor el quinto sitió hace más de tres siglos. Y según La Razón, Felipe instará a Artur Mas y a la cúpula judicial a que cumplan la ley. Que lo sepas, Artur, se acabaron las bromas. Esta vez no te hará el rey de chófer. Felipe se pondrá bravo, ésta es la idea que nos transmite Marhuenda y que mañana veremos (veremos) en qué se traduce realmente.

Hoy tiene un día agradable Artur Mas porque le toca sesión de control en el Parlament. Que para cualquier otro presidente puede ser un engorro pero para uno que ha abducido al principal grupo de la oposición arrebatándole la bandera e integrándolo en su lista electoral (fusión por absorción), el control parlamentario es un recreo. Esquerra Republicana se ha convertido en el grupo parlamentario más gubernamental de la cámara. Dices: por detrás de Convergencia. Bueno, empatados. Ayer salió a quite Oriol Junqueras a hacer de escudo humano de Artur Mas impidiendo que el Parlament, al cabo de la comisión de investigación que lo ha tenido entretenido todos estos meses, generara la menor sombra de duda sobre la honradez de numero-cuatro. Vale que Jordi Pujol fuera un evasor fiscal confeso que se pasó más de trienta años predicando el patriotismo fiscal mientras escondía cada vez más honda su fortuna en Andorra, pero sugerir siquera que numero-cuatro estaba al tanto de la soberana hipocresía de su mentor es un pecado de lesa españolidad que Esquerra no va a permitir que el Parlamento catalán cometa. A Artur Mas lo salvó Esquerra y a Pujol lo quisieron salvar Convergencia i Unió, que en la exoneración culpable del pope pecador siguen estando infelizmente casadas.