OPINIÓN

Monólogo de Alsina: Pedro Sánchez, hilo a la cometa

El PSOE puede reventar la próxima semana. Hay cosas que parece inimaginable que puedan llegar a pasar pasar y que, un buen día, pasan. Una de esas cosas es que el segundo partido de España —en militantes, en votantes, en representación parlamentaria y en poder territorial—, una de esas cosas es que el segundo partido de España explote.

Carlos Alsina

Madrid | 23.09.2016 07:50

Lo que empieza el domingo por la noche en el PSOE es lo más parecido a un penúltimo capítulo de temporada en 'Juego de tronos'. Cuando llega el desenlace, se empuñan las espadas, corre la sangre y personajes que parecían fijos en la trama desaparecen de pronto y para siempre, ajusticiados, o traicionados, o decapitados. Elija el título que más le guste: "Aguasnegras", "Los guardianes del muro", "La boda roja", "La guerra de los bastardos". A veces ganan los que parece que tienen las de ganar y a veces da la sorpresa aquél al que se tenía por acorralado. Entre ser mano del rey y ser cabeza clavada en la pica hay una línea a menudo estrecha.

A cuarenta y ocho horas de que las urnas vascas y gallegas emitan veredicto, Pétreo Sánchez ha empezado a levantar sus cartas. Y sus enemigos también. La vida interna del PSOE se ha llenado de tráiler. Incluso de spoilers involuntarios. Y todas las pistas hacen pensar que tanto el pedrismo como el antipedrismo piensan ya en el Congreso Extraordinario del partido que llegará antes que de termine octubre.

El secretario general se puso ayer la venda antes de la herida y saltó de pantalla. Por si acaso hay hundimiento electoral este domingo, Sánchez el pertinaz adelanta el plan que tiene para luego. Se llama intentar ser investido presidente. O en rigor, intentar que la diirgencia de su partido le dé carrete para intentarlo. Hilo a la cometa, aunque sea una cometa que no vuele.

Lo que les venimos contando aquí desde hace semanas es lo que ya ha empezado a pasar. Sánchez, ahora sí, se postula. Propone, por tener al personal entretenido, poner de acuerdo a Iglesias y Rivera para que le dejen ser presidente sin más compromiso que el de combatir la corrupción. Y sin más conquista que la de jubilar a Rajoy. Todo el mundo sabe que esto no sale porque Albert Rivera ha dicho que con él no cuenten. Que una vez se asoció con Sánchez pero ya no más. Y que la única opción que le queda a Sánchez, por tanto, es que le lleven a la Moncloa, metido en una urna de cartón, los partidos independentistas.

Sánchez sabe que es un tiro al aire. Lo que pasa es que le puede dar con el tiro a la "E" de "español" que aún lleva su partido en el nombre iniciando el resquebrajamiento total de una formación con más de cien años de historia.

A estas alturas del envenenamiento de la vida interna de este partido, las cábalas en que pueda andar Sánchez para ser presidente han pasado a segundo plano. Ya no va de eso. El factor independentista es sólo una pieza más del argumentario que arman sus críticos para iniciar la embestida. Hay otros: el desconcierto en que ha sumido al partido, los puentes volados con los barones, la ambición de poder, el autoritarismo. Todos aparecen en la entrevista

Mientras pueda alimentar la expectativa él cree que podrá mantener a raya el golpe interno. Si él se presenta diciendo "déjenme intentarlo" los críticos no sólo estarán torpedéandole a él —-el primer secretario elegido por la militancia—, estarán boicoteando el intento de que su partido gobierne. Explíquenle eso a nuestros votantes, ése es el misil —el último— que Sánchez tiene en su arsenal y que si llega vivo al comité federal acabará disparando.

Si llega vivo. Porque el lunes pueden pasar otras cosas. De inspiración andaluza.

La mitad más uno de los integrantes de la Ejecutiva pueden anunciar que dimiten, vaciando de competencias al secretario general y apeándole de la silla. Sólo si sucediera eso, el guión que tiene en mente Sánchez saltaría por los aires. De lo contrario, la batalla se irá haciendo visible a lo largo de la semana. Podremos evaluar entonces si hay posibilidad de tregua o esto revienta. Se dice que Susana Díaz ha dado garantías a gente de dentro y fuera del partido de que esta vez va en serio. Que van a por Sánchez porque está en juego la supervivencia del partido. Y si es así, Sánchez se declara dispuesto al choque. En último caso, congreso extraordinario del partido y a dilucidar quién tiene, de verdad, el liderazgo.

Hace sólo ocho años, el PSOE le sacaba un millón de votos al PP y parecía imposible que Rajoy le ganara alguna vez las elecciones. Hace seis, empezó el declive.

Hace cinco, perdió las autonómicas y las municipales. Zapatero se echó a un lado y ungió a Pérez Rubalcaba. Que perdió por goleada las elecciones generales. Hace cuatro años le surgió un competidor en la izquierda al que en principio no tomó muy en serio. Podemos debutó en las elecciones europeas. Rubalcaba dio paso al siguiente. Pedro Sánchez. La renovación, la juventud, un proyecto nuevo que entonces era visto como más centrado y menos izquierdista que el de su competidor Madina. El partido salvó el gobierno andaluz en minoría y recuperó los de Extremadura, Castilla La Mancha, Aragón, Baleares con la llave que le prestó Podemos. Hace ahora poco menos de un año, Sánchez encajó el peor resultado del PSOE en unas generales. Seis meses después volvió a perder escaños. Mantuvo, eso sí, la condición de primer partido de la izquierda. Partido menguante, sumido en el desconcierto y con una división interna cada vez más cruda. Pero con más diputados, todavía, que Podemos. El equipo de Sánchez presume de haber evitado que su partido terminara como el PASOK griego, volatilizado. El problema es que esta historia aún no ha terminado. Se puede acabar como el PASOK por dos vías: o por inanición electoral o por desmembramiento.

Los papeles de las Bahamas. Nuevo nombre que añadimos a esta hora a la lista. 'El Confidencial' y 'La Sexta' desvelan en este momento que Jordi Corulla, uno de los hermanos de la empresa familiar Agrolimen tuvo una sociedad en Bahamas con diez millones de dólares que cerró justo cuando Hacienda investigaba a la familia por evasión fiscal. Ésta sostiene que todo el dinero ya fue declarado en España y que está al día de sus obligaciones tributarias. Hace dos años otro de los hermanos, Lluis, asumió el delito fiscal y abonó más de seis millones de euros a Hacienda.