OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Nadie aspira a que Albiol disuada a un solo independentista de votar a number four"

Mientras dure la fiebre de “Juego de Tronos” —-y perdón por hablar de una serie que ninguno de ustedes habrá visto…pero les sonará, ¿no?—- mientras dure la fiebre, los fabricantes del producto intentan sacarle todo el partido comercial que pueden. La productora anuncia el lanzamiento de una colección de muñequitos que llevará por título “in memoriam”. No hace falta ser un lince para saber qué personajes formarán la colección —-no hace falta ser un lince pero sí hace falta haber visto la serie y guardar memoria de los que han ido cayendo: decapitados, envenenados, quemados, degollados---. “In memoriam”: es como armar un belén, pero con personajes que fueron muy protagonistas y que hoy están desaparecidos.

Carlos Alsina

Madrid | 29.07.2015 08:13

Copiándole la idea a la HBO, para final de este 2015 podríamos armar aquí un belén de personajes, grandes y pequeños, de nuestra historia política reciente que se han quedado sin papel en estos últimos años. Llevamos una racha inédita y arrolladora de protagonistas que han dejado de serlo sin esperar siquiera a que concluyera la temporada. Cómo será la cosa que ahora sale Rubalcaba en un programa de televisión y el presentador tiene que explicar a su audiencia de quién se trata: “Pérez Rubalcaba, aquí un profesor de química que aspiró a ser presidente del gobierno de España”. Presentar a Rubalcaba, fíjate, que hace sólo cinco años pasaba por ser el hombre mejor informado de el país, el que todo lo sabía y todo lo maquinaba. No te digo ya si llevas de invitado a Patxi López —-¿Patxi qué, que dice usted que fue lendakari?—-, o a Pérez Touriño, que eso ya es rizar el rizo, la pregunta imposible del “Ahora caigo”: quién fue Emilio Pérez Touriño, tiempo. No vale preguntar a Beiras. Ni a Anxo Quintana, que es otro ilustre desaparecido.

Si empezamos a hacer muñequitos de los que ya no están no sale un Belén con más densidad de población que la playa de Benidorm en agosto. Pepe Blanco, Elena Valenciano, Ramon Jáuregui; Zaplana-Acebes-Camps, Rita, Fabra, Rudi, Basagoiti. Cayo Lara y Llamazares, amortizados ambos. Durán i Lleida, en fase terminal. Sólo en la política catalana sale una lista de bajas en los últimos cinco años que amilana: Montilla, Pere Navarro, Joan Saura, Puigcercós, Carod Rovira, Joan Ridao, Josep Piqué, Sirera, Montserrat Nebrera, Oriol Pujol. A ver cuánto aguanta Raul Romeva. Cómo habrá sido la cosa en Cataluña que Albert Rivera, el nuevo, es en realidad un veterano.

Aquí el único que aguanta sin que nadie le tosa es Artur Mas. Los supervivientes de estos años convulsos: Artur Mas en Cataluña y Rajoy en el PP. A su alrededor, han visto como todos los demás han ido siendo desplazados. Bueno, Rajoy, Artur Mas y Javier Arenas, que a la chita callando sigue de incombustible en casa Génova, donde también están de relevo porque el nuevo secretario general, aunque no lo ponga en su tarjeta, se llama Jorge y es Moragas, como Cospedal ha entendido hace ya tiempo.

La colección de figuritas derribadas deja paso a esta nueva alineación de figuras y figurantes que se disputan el poder, en Cataluña primero y en el resto de España después, a la vuelta del verano. Seis son los nombres principales que entrarán en carrera para el Congreso de los Diputados —-Sánchez, Iglesias, Rivera, Garzón, Herzog, y Rajoy, que al lado de todos ellos parece Gandalf—-. Otros seis los que se miden en septiembre por el Parlamento de Cataluña: a saber, el señor Jun-Masqueras, híbrido de burgués de derechas e independentista de izquierdas, Arrimadas (encarnacion de Rivera), Rabell (que es Podemos) Iceta, del PSC, Espadaler (el de Unió) y Albiol. Xavier García Albiol, el último en meterse en carrera una vez que Rajoy decidió que, de perdidos al río, prefiere un candidato que genere polémica —hagamos ruido— a uno que pase tan inadvertido como la denuncia contra Mas por hacer un referèndum de mentira.

García Albiol, el pérfido Albiol al que sus adversarios retratan (y él ha ayudado) como xenófobo, extremista y primo hermano de Marine Le Pen, asume con entusiasmo (no fingido) esta oportunidad que, carambolas del destino, ha acabado dándole la dirección nacional de su partido. Resignado a perder por goleada, otra vez, las elecciones en Cataluña, Rajoy delega en su nuevo candidato, hombre de frase directa, brocha gruesa y pocos matices, la tarea de paliar la hemorragia de votantes hacia Ciudadanos. Nadie aspira a que Albiol disuada a un solo independentista de votar a number four. Se trata de que en el reparto del voto no nacionalista el PP arañe para no aparecer como arrasado (por usar un verbo muy de Albiol), arrasado por Ciutadans. A la suma que, al final, será la relevante en el nuevo parlamento —-cuántos por la independencia, cuántos por otras fórmulas—- que el voto sea para Arrimadas, para Iceta o para Albiol, le afecta poco.

El reto es que ni un solo votante no independentista se quede esta vez en casa, sabiendo que enfrente tienen no sólo al gobierno autonómico con todos sus resortes sino a la muy potente corporación de radio y televisión pública (su nuevo lema bien podría ser “juntas por el sí”) que se va a emplear a fondo para que votar independencia aparezca como la única opción catalanamente presentable. Por si sirve de pista, o por si hiciera falta alguna pista, la alianza independentista le ha cortado la cabeza al director de la radio pública, Riera, no porque fuera beligerante, sino por ser de Unió, los tibios. Sí, el director de la radio autonómica es militante de un partido nacionalista (no sólo votante, militante) pero en Cataluña nadie hace escándalo de ello. Tampoco de que ahora lo haya decapitado Mas para clavar su cabecita en una pica. La colección de muñequitos in memoriam no deja de sumar nombrecitos.