OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Lo que Ben Stiller comparte con los refugiados"

Un minuto. Es todo lo que les pido. Sólo un minuto de su atención, a esta hora de la mañana, cuando está usted, como yo, iniciando un nuevo día. De nuestras cotidianas, previsibles y seguras vidas. Un minuto para escuchar la voz de Hany, este adolescente casi ciego que hace fotos en un campo de refugiados de Turquía.

Carlos Alsina

Madrid | 19.09.2016 07:54

Y que dice que nadie elige serlo. Y que él añora cosas sencillas, la casa que construyó su padre, la familia reunida, los pájaros cantando fuera, sus amigos. "No sé qué será de nosotros". La voz de Bayan. Un crío al que mataron a sus padres en Ghana y huyendo se metió en un camión que llevaba un contenedor que subieron a un barco. Que acabó su viaje en la Argentina.

Es normal que tuviera miedo porque a sus padres los mataron, a machetazos, en una guerra tribal. Él ha encontrado refugio en Argentina. Va para estrella del fútbol. Un minuto, nada más, para escuchar la voz de Yusra. Que tuvo que nadar para salvarse del naufragio de la barcaza que la traía a Europa, y que ahora es nadadora olímpica. Porque quiere demostrar que después del dolor y la tormenta llegan días mejores. Y animar a quienes pasan por lo que ella pasó a no rendirse.

Entrena en Alemania. Ha estado en Río con el Equipo de Atletas Refugiados.

A Yusra, a Bayan, a Hany seguro que usted, como yo, los conoce menos que a Ben Stiller. El cómico de Zoolander. Él tiene una cosa en común con estos tres adolescentes cuya voz han escuchado. Y por eso ha grabado este mensaje.

Para recordar que cada día miles de familias, como las nuestras, tiene que abandonar sus casas huyendo de la violencia. Merecen vivir con seguridad. Debemos ayudarles a encontrarla.

Lo que Ben Stiller comparte con Yusra, con Bayan y con Hany es un hashtag, un lema que resume la petición que, en nombre de Acnur, el actor presentó a las Naciones Unidas la semana pasada. El lema es ConLosRefugiados. Y la petición a los gobernantes que esta semana van a desfilar por la Asamblea de las Naciones Unidas es que se comprometan a estar al lado de quienes han dejado atrás salvo sus esperanzas y su determinación para encontrar un lugar seguro. Ben Stiller sólo hay uno. Pero refugiados hay cincuenta millones.

La petición de ACNUR está respaldada por varios millones de firmas de ciudadanos de muy diversos países. España es el país en el que mayor número se han recogido. También es uno de los países con menor número de personas refugiadas.

Todo lo que le animo a hacer hoy, cada vez que nos oiga hablar, en la radio, en la TV, de esta cumbre en Nueva York a la que asiste el rey, es tener presente que es de ellos, de Hany, de Yusra, de Bayan, de quienes se está hablando allí. De ellos y de quienes como ellos están convirtiéndose ahora mismo, en este minuto de la mañana de un lunes, en nuevos refugiados. Ahora mismo hay personas abandonando sus países porque hay guerras, o matanzas, o represión.

Vidas en suspenso. Personas como usted y como yo, pero en circunstancias que ni usted ni yo querríamos.

Rumbo a otro domingo electoral. En Galicia y el País Vasco.

Con Rajoy desentendiéndose de Rita y con Pedro Sánchez tirando de estribillo campañero: este que dice "vamos a ganarle a las encuestas". Que dicho por Sánchez significa: evitemos, por amor de dios, que estos de Podemos nos pasen.

En las generales de junio ése fue el éxito que se adjucidó a sí misma la dirección socialista: sólo hemos sacado 85 escaños, de acuerdo, pero Podemos ha sacado menos. La amenaza del sorpasso habia quedado conjurada. Esta vez, la cosa está más cuesta arriba. En Euskadi sería un milagro que Podemos tuviera menos escaños que Idoia Mendía. En Galicia aún tiene al alcance empatar con En Marea.

Éste va a ser un día feliz para Francesc Homs, delegado de Convergencia Democrática en las Cortes españolas. Por fin verá hecho realidad su sueño de ser interrogado en el Supremo. "Tengo muchas, muchas ganas de declarar", dijo este fin de semana. Pues no se hable más. Lleva desde primeros de julio deseandito hacerlo. Esta mañana podrá explicarle al magistrado instructor toda la jurisprudencia que él maneja para sostener que es inaudito que se le considere sospechoso de desobediencia al Tribunal Constitucional. Porque esto debe quedar claro. En los mítines, en los discursos, en las manifestaciones, los gobernantes catalanes investigados por la consulta de cartón del 9-N presumen de haber antepuesto la voluntad del pueblo a la coacción del Estado —se enorgullecen de haber seguido adelante a pesar de los palos que el gobierno y su terminal política, el Constitucional, les pusieron en las ruedas— pero…en la sala de Justicia lo que declaran es que ellos fueron exquisitamente respetuosos con el Tribunal Constitucional y cuando éste mandó parar, pararon.

Artur Mas, superior jerárquico de Homs entonces y ahora, dijo este fin de semana que él volvería a convocar la consulta aquélla una y mil veces, pero el día que lo interrogaron en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ¿qué dijo? Que él no movió un dedo por la consulta una vez que el Constitucional la suspendió. Que lo que pasa es que como ya se habían organizado los voluntarios, pues fueron ellos los que pusieron las urnas y se ocuparon de todo. A mí que me registren señoría, fueron estos. El heroísmo no llega tan lejos, verdad, como para autoinculparse.

Apovechando que Homs tiene que acudir al Supremo han quedado en Madrid para pasear juntos Artur Mas, Neus Munté y otros dirigentes de su partido. El grupete de la partida. Para ir en pelotón todos juntos hasta el Tribunal compartiendo con el investigado —qué ganas de declarar— su inmensa alegría. Y para convertir, claro, una citación judicial en un acto de autoafirmación política.