OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El TC le lima los cuernos al Parlamento Catalán"

El Tribunal Constitucional le ha limado los cuernos al Parlamento catalán, las autoridades catalanas ya han dicho que lo que diga el Tribunal les resbala es resbala y los taurinos ya se han hecho a la idea de que el pulso legal lo han ganado pero el pulso social lo tienen perdido.

Carlos Alsina

Madrid | 21.10.2016 07:52

• Si la pregunta es si volverá a haber toros en la Monumental de Barcelona la respuesta es que probablemente no.

• Pero si la pregunta es si, en adelante, otros parlamentos autonómicos intentarán arrogarse la competencia de prohibir las corridas, la respuesta es que tampoco porque ya saben a qué atenerse.

En Cataluña no volverán a sonar ni los clarines ni los timbales porque no está la empresa propietaria de la Monumental por la labor, parece, de meterse en ese lío. La prohibición ha quedado anulada, pero siempre encontrarían el ayuntamiento y el gobierno autonómico alguna ordenanza, alguna nueva norma, que lo impidiera o, como poco, lo retrasara…a perpetuidad.

Lo que sí supone la sentencia del Constitucional es, primero, una lección de soberanismo a los soberanistas: quién tiene la soberanía para decidir qué cosas. Y, segundo, un aviso, una señal de Stop, para los otros grupos políticos en los otros parlamentos que pretendieran emular al catalán en su decisión, controvertida, de hace seis años. En palabras de José Tomás, que no puede uno andarse saltando la norma a la torera.

De la sentencia se conoce el fallo pero no, todavía, el texto completo. Sí ha trascendido el argumento principal: que la ley autonómica ha invadido competencias estatales. Qué escándalo, dice el independentismo militante, qué gran escándalo, otra vez el Constitucional sojuzgando al oprimido pueblo de Cataluña. ¿Tan anómalo es que el Alto Tribunal tenga que pronunciarse sobre qué competencias tiene o no tiene cada uno de los Parlamentos?

Veamos:

• En febrero de 2014 el Parlamento catalán recurrió al TC la ley aprobada por las Cortes sobre unidad de mercado. ¿Razón alegada? La invasión de competencias.

• Ese mismo mes el Parlament ecurrió la ley Wert de reforma educativa. ¿Por qué? Por invasion de competencias.

• En octubre de 2015 el gobierno catalán había recurrido al TC la ley de calidad alimentaria. Por invasion de competencias.

• En enero de 2013 recurrió el decreto de la FP. Por invasion de competencias.

¿Seguimos?

Un informe de este año 2016 demuestra que las administraciones autonómicas recurren al Constitucional por invasión de competencias el doble de lo que hace, por ejemplo, el gobierno central.

Sabemos cuál es el juego:

• cuando el Constitucional falla a favor del Parlamento catalán, éste celebra que se hayan puesto, albricias, las cosas en su sitio;

• cuando falla en su contra, dice que es un órgano político al que no hay que hacer ni puñetero caso porque siempre se anda metiendo donde no debe.

A lo Donald Trump. Sólo aceptan el resultado cuando ganan.

El domingo hay toros en Ferraz. Y al final no parece que vayan a volar las almohadillas. No llegará el entusiasmo de la afición —digo, de la abstención— a sacar en hombros al asturiano Fernández pero sí parece ya cantado que la gestora susánica hará doblar las manos a los banderilleros del “no es no”, subalternos de Pedro Sánchez huérfanos de matador que abra el domingo el paseíllo. Miquel Iceta, única voz que persevera en anunciar que sus diputados desobedecerán al comité federal, saldrá del coso empitonado.

Esta vez no correrá la sangre, dicen el equipo tejedor que ha estado suturando arterias desgarradas estos días. No correrá la sanfre porque se ha impuesto la tesis que dice que el debate empieza y termina en e comité federal. Una vez que la mayoría saque adelante su postura, la minoría acata y la hace suya. Votarán no en la primera vuelta de la investidura mariana y se abstendrán, casi todos, en la segunda.

El serial, por tanto, se termina. No el de la guerra interna del PSOE, que a ése le quedan aún pasajes cruentos —-la cabritera que volverá a pasar de mano en mano cuando el congreso federal se acerce—. Se termina el serial del gobierno en fuciones. Esta película que empezó la noche electoral de un 20 de diciembre de 2015. Diez meses de incertidumbre sobre el próximo gobierno de España. Diez meses de suspense —y de tiempo perdido en fintas completamente estériles--- para que al final el gobierno próximo siga siendo el gobierno mismo. Cuatro años y diez meses después, Rajoy sigue.

Dio en el clavo ayer Manuel Carmena. Lo singular del boicot de un grupo de jóvenes vociferantes a Felipe y Cebrián en la Autónoma fue la cantidad de participantes que se tapaban la cara con bufandas, con pañuelos, con la capucha de la sudadera. Libertad de expresión es decir lo que uno piensa sin esconderse. A cara descubierta.

Hay mucho guerrero valeroso que vocifera, a cara tapada, cosas que no se atrevería a decir si se le viera el rostro. Él sabe por qué. Y no sólo en el campus o en la calle, también en las redes sociales donde abundan los embozados que no escribirían la mitad de las cosas que escriben si tuvieran que firmarlas.