DESDE CUBA

Monólogo de Alsina: "Fidel Castro, papa de la retórica, todo siempre a punto de cambiar"

Recién iniciado el tercer día de luto por Fidel Castro y sin que alcance a percibirse, aún, en la vida cotidiana de esta ciudad, el duelo colectivo. Será porque la procesión va por dentro, o será porque hay mucha menos procesión de la que el gobierno predica, pero en las calles de La Habana la vida no ha cambiado desde el viernes por la noche. Se cuenta aquí que los bares y los clubes nocturnos que estaban abiertos cuando Raúl comunicó en televisión la muerte del dictador que le precedió (y le ungió) como dictador sucesorio, siguieron con la música y las copas como si nada, en realidad, hubiera sucedido. Quizá por ello las órdenes cursadas a la población para secundar el duelo incluyen la prohibición de escuchar música alegre y de beber alcohol hasta el domingo. Y a pesar de eso se oye música en los coches de La Habana y se sirve alcohol, sin admitirlo, a quien desee tomarse un lingotazo.

Carlos Alsina

Madrid | 28.11.2016 08:12

Estamos en la víspera de la santificación del difunto. La transmutación del hombre en espíritu para proclamar cómo Fidel, aún muerto, se hace presente en el día a día cubano.

Fidel, el papa de la retórica. De la retórica verde olivo de camuflaje. Capaz de responder durante décadas a la demanda de soluciones que le hacía la sociedad cubana con discursos, batallas de las ideas y la coartada permanente del riesgo de invasión estadounidense. Siempre todo estaba a punto de cambiar a mejor y siempre se quedaba como estaba.

En su gloria ha movilizado ya el gobierno a los nuevos iconos del castrismo. Empezando por aquel crío al que su madre intentó llevarse a los Estados Unidos, Elián González, que se asomó este fin de semana a la televisión a llorar a su amigo.

En recuerdo y agradecimiento a Fidel se concentraron estudiantes de la universidad de La Habana, en la que él mismo estudió. A vitorear al líder que impidió la pluralidad de partidos y las libertades políticas.

Hablan aquí, en la televisión única, los jóvenes que están con el castrismo. Y callan los que no lo están: ellos prefieren las redes sociales (internet) para decir lo que piensan.

Al otro lado del mar, la situación es la inversa. Si hay algún partidario del gobierno cubano en la Florida se ha debido de esconder debajo de las piedras. Allí quienes no abandonan la calle, y el ambiente de fiesta, son los anticastristras.

Han visto morir al inmortal Fidel y quieren pensar que los cubanos de aquí también lo celebran, aunque no puedan decirlo. Turbas norcoreanas llama el exilio a las concentraciones populares que a partir de hoy vamos a ir viendo.

Los jóvenes de un lado y del otro. La radio de un lado y del otro. Radio Mambí, en Miami, se sumaba con alborozo este fin de semana a la fiesta.

Radio Rebelde, aquí en Cuba, hacía una relación sin fin de dirigentes políticos de otros países que han hablado bien del comandante difunto.

Si hubiera que dar un premio a la intervención más acrítica —y de dolor en la orfandad— de cuantas se han escuchado en la radio cubana probablemente sería ésta de la enviada especial a Venezuela.

Entre el panegírico de los medios oficiales y la juerga de los anticastristas ha querido situarse la hermana menor del fallecido. Juanita Castro, que abandonó el país en el 63 y se exilió en Miami. Combatió el castrismo y rompió con su hermano Fidel, pero repudia a quienes celebran que una persona muera.

La muerte de Fidel ha revitalizado a los grupos de oposición de fuera y de dentro de la isla. Sobre todo a los más beligerantes, los que peor encajaron el cambio de política que encarnó Barack Obama y su tibieza (así lo vieron ellos) en la critica a la falta de libertades en la isla. Esta madrugada hablábamos aquí, en La Habana, con Antonio Rodiles, una de las voces de la oposición más significadas. La victoria de Trump (o mejor, la derrota del Partido Demócrata en las presidenciales de este mes) dió oxígeno a los disidentes; la muerte de Fidel les ha dado confianza.

De momento, el castrismo permanece. Encarnado en el heredero Raúl. Príncipe heredero de la aristocracia de los Castro.

Cuba, de luto. La Habana no ofrece aún la imagen de una ciudad dolida. Es la misma Habana de siempre, prohibida la música ligera y el alcohol hasta el próximo domingo pero con música en los coches y alcohol para quien sepa conseguirlo.

Hoy empezará la cola interminable ante las cenizas del difunto. Mañana se quedará pequeña la plaza de la revolución.

Cuánto hay de duelo real, de fervor fidelista entre los cubanos de hoy y cuánto de disciplina en la movilización orquestada y sobreactuada es posible que nunca lleguemos a saberlo. Fidel ya no está pero su régimen sí.