OPINIÓN

Monólogo de Alsina a las 07.00: "No hay un clamor social en España para cambiar a Rajoy por Pablo Iglesias"

Bienvenidos a esta nueva jornada. Que es jornada parlamentaria aquí, en el Congreso de los Diputados, con debate y votación —-ya veremos si hoy da tiempo a todo— de la moción de censura que anunció Podemos hace mes y medio, con la excusa de la operación Lezo y con idea de complicarle la vida al PSOE, metido en aquel momento en una campaña de primarias de resultado, como se ha visto, incierto. Parecía que iba a ganar Susana, la de la abstención en la investidura de Rajoy, pero ganó Sánchez, el que dejó el escaño para no incumplir la orden de su partido.

Carlos Alsina | @carlos__alsina

Madrid | 13.06.2017 06:58

Ése era el paisaje cuando Pablo Iglesias se sacó de la manga la moción de censura. Tan diferente a este paisaje de hoy. No es Carolina Bescansa la única que opina que la moción ha resultado ser un tremendo error de cálculo que sólo va a servir para poner en evidencia que entre mantener a Rajoy y hacer presidente a Pablo, la mayoría de la cámara prefiere lo primero.

A favor de Pablo presidente sólo están Podemos, Compromís, Esquerra y Bildu. Total: 82 votos en un Parlamento de 350 escaños. Poca cosecha para ser presidente. Es en días como éste donde se mide cuánto de verdad hay y cuánto de propaganda interesada en esa afirmación tan de Podemos que dice que la gente —viva la gente— está con ellos. Ayer mismo lo volvió a entonar, sin despeinarse, el pensador Echenique.

El país es mejor que su parlamento. Hombre, si usted cree que los diputados de su grupo son peores que el común de los españoles está bien que lo diga, pero al resto de los grupos déjelos tranquilos. La calle. Lo que la calle dice. El estribillo de Podemos, que debe de tener un medidor de voluntades sociales que nadie más tiene. Anoche, en La Brújula, dándole con el martillo al mismo clavo Gloria Elizo, vicepresidenta de un parlamento que ella cree que no refleja lo que la sociedad quiere.

Que no, señora Elizo, que no. Que no vale inventarse las cosas. No es verdad que haya un clamor social en España para cambiar a Rajoy por Pablo Iglesias. Ni lo hay en la calle, ni lo hay en el Parlamento. Que Rajoy es un presidente muy cuestionado es un hecho. Que la mayoría de los españoles no votaron por él es un hecho. Que no tiene mayoría absoluta en la cámara es un hecho. Pero nada de todo eso significa que la mayoría del país quiera a Pablo de presidente con Echenique de ministro de la Seguridad Social y Ramon Espinar de ministro de Vivienda. Podemos tiene hoy los votos que tiene: muchos, cinco millones. Lo que no tiene es el patrimonio de la voluntad de la calle.

Es un truco muy viejo, y muy burdo, decir que la sociedad está contigo cuando ganas las elecciones y que el Parlamento no representa a la calle cuando las pierdes. Siempre recurre al truco el que no consigue ganarlas.

Montoro lastimero. Le acaban de decir que incumplió la Constitución con su amnistía fiscal de 2012 y le sale esta vena de "ay, que yo no quería pero no me quedó otra". Pena, penita, pena. A ver, ministro, aquí de lo que se trata es de que usted sostuvo, frente a la oposición, que su amnistía era perfectamente legal y el Constitucional le acaba de enmendar la plana. Aquí de lo que se trata es de que usted, que tan gallito le exigía a los críticos que rectificaran sus afirmaciones en esta cámara, ha tardado cuatro días en encajar el golpe y está intentando ahora desviar la atención poniéndose a discutir si la medida era o no imprescindible. Lo fuera o no lo fuera, lo que no puede ser una reforma gubernamental es contraria a la Constitución. Parece mentira que con las veces que su jefe Rajoy se lo ha explicado a Puigdmont usted todavía no se haya enterado.

Se siente concernido por la sentencia. Espléndido. ¿Y en qué se va a traducir su concernencia, Montoro?

La amnistia fiscal es una baza que se le ha presentado, sin esperarlo, a Iglesias para su discurso de hoy. En el que habrá de explicar qué piensa él del referéndum de Puigdemont para octubre. El referéndum ilegal. Y qué pasa con los anticapitalistas de su partido, que ayer le hicieron la ola al referéndum falso repitiendo, palabra por palabra, el argumentario independentista.

En un ejercicio de coherencia inexistente, Miguel Urbán publicó primero un comunicado que dice que apoya el referéndum y luego un tuit en el que dice que él, igual que Pablo, está por un referéndum con garantías. Oiga, se aclare. O es referéndum y con garantías o es esto del primero de octubre. Defender una cosa y su contraria no es ser anticapitalista. Es vivir en el despatarre.