Monólogo de Alsina

"El domingo son los votantes los protagonistas"

A las ocho de la mañana, las siete en Canarias.

Les digo una cosa.

Antes se les llamaba corredores. Ahora lo cool es llamarles runners. Los que salen a correr. Igual usted es uno de ellos y me esta escuchando con el pinganillo en la oreja. Dele, déle, no se me distraiga. Los runners saben que después de la carrera lo más importante es recuperar líquidos. Atención candidatos y dirigentes nacionales, corredores que aún lo sois del maratón éste de la campaña: mañana, que ya no competís, pasaos el día bebiendo agua. A recuperarse que el lunes vienen más curvas. El lunes empieza la parte difícil de la actividad política: sentarte a hablar con aquel a quien has puesto a caer de un burro para cortejarle y ponerle precio a su apoyo.

Carlos Alsina

Madrid | 22.05.2015 08:11

Hoy termina la segunda gran carrera del año los runners de la política española, Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera, cuelgan las zapatillas, las mallas, el pulsómetro y se olvidan, hasta la próxima, de las tiradas largas. Campaña y se acabó. Esta noche a pegar cuatro voces —vamos a ganar, vamos a ganar, ole, ole—y todos ya para casa que esto no da para más. Fin de fiesta, el domingo salen las notas y el lunes estaremos de resaca.

La campaña la terminan todos agotados. No por el esfuerzo intelectual que requiere —no por el esfuerzo intelectual, ¿verdad?— sino por el cansancio físico de estar de gira quince días. Como los artistas, de cancha en cancha, de plaza en plaza, de teatro en teatro interpretando cada día una misma función. A Pedro Sánchez le han dado mucha cera por contar siempre la misma historia —la historia de Valeria, treintañera con contrato precario y madre verborreica—-. En realidad nadie habría reparado en esta reiteración de la fábula de no haber sido por una redactora de El Objetivo de la Sexta que, en un alarde de intuición y paciencia, se ha tragado todos los mítines de Pedro Sánchez y ha hecho un par de piezas televisivas tan divertidas como demoledoras. Es ella quien ha puesto en apuros a Sánchez, no los comentaristas que ahora beben de su trabajo. Pero fustigar a Sánchez por hacer versiones locales de una historia universal —qué otra cosa hacían los juglares— resultaría injusto si no se añade de inmediato que no es el único que lo hace. Son todos los líderes en danza los que cuentan siempre una misma historia versionada, adaptada a las paticularidades locales. Sánchez cambia el domicilio de Valeria según de dónde venga —-ayer estuve en Barcelona y vino una mujer a decirle, ayer estuve en Mérida y vino una mujer a contarme—- pero no es muy distinto de lo que hace Rajoy cuando rellena la línea de puntos del mítin-plantilla que repite en todas partes: “Somos la sensatez y Rita es la mejor”; “somos la cordura y el mejor es Juan Vicente Herrera”; “somos como somos y todos somos Zoido”. Pues claro que todos hacen siempre el mismo mítin. A Pablo Iglesias no se le ha escuchado decir nada nuevo en quince días. Y Albert Rivera ha ido improvisando cada vez menos porque con cada nueva propuesta se le escapaban mil o dos mil votos.

El domingo son los votantes los protagonistas. Hasta hoy lo han sido los militantes de los partidos. Los que van a los mítines y, por pura lealtad a la causa, aplauden a sus candidatos cuando éstos ponen como un trapo al adversario y ríen sus chistes aun sabiendo que ni tienen ni podrán tener nunca gracia.

Decirle a los asistentes a un mítin del PP en Valencia que Rita es la mejor es perfectamente innecesario porque ya sabes de sobra que van a votar a Rita. Decirle a los asistentes a un mitin del PSOE que voten para acabar con la corrupción del PP es perfectamente innecesario porque no hace falta que se lo pidas. Hasta Valeria va a votar a Pedro Sánchez para que gane, gobierne y deje de contarle su historia a todo el mundo.

El candidato siente el subidón en el mítin y siente el bajón cuando llega a casa y revisa las encuestas de intención de voto.

En un domingo con tantos gobiernos en juego y tantos escrutinios distintos, en dónde poner el foco. Usted, para empezar, en su pueblo. En su ciudad. A ver quiénes salen concejales y a quién pueden hacer alcalde. Los grandes partidos mirarán sobre todo a Madrid y la comunidad valenciana. Algo menos, pero también, a Castilla la Mancha, Aragón y Extremadura. Las tres comunidades en que el PP alcanzó el gobierno hace cuatro años y en el que, cuatro años depués, podría perderlo. Y junto a eso, las grandes capitales. Qué pasa con Aguirre en Madrid, si da la campanada Ada Colau en Barcelona, si aguantan Rita y Zoido en Valencia y Sevilla. Si Teófila Martínez resiste ante el avance de Podemos en Cádiz. Las capitales andaluzas son todas hoy populares.

Pero ya avanza hoy La Razón que terminada la carrera, la campaña, las cosas cambian. El PP acudirá en socorro del susanismo a cambio de que éste acceda a que sigan siendo alcaldes, en minoría, los alcaldes populares de las capitales andaluzas. Susana cede a la exigencia del PP y éste le da la llave para que sea presidenta. A diferencia de Ciudadanos o de Podemos, los populares nunca han exigido la cabeza de Chaves clavada en una pica, exigen reciprocidad en el reparto de poderes. Ya lo dijo Susana hace una semana: “No voy a permitir que Andalucía sea un cromo”. No lo voy a permitir, es la forma de sugerir que en realidad, sí, que en realidad ya está empezando a permitirlo. Un cromo. A punto de ser cambiado por otro cromo.

Si es Moreno quien al final se retrata, liberará a Ciudadanos de mojarse como partido más dado a entenderse con la izquierda o con la derecha. Éste es el camino que le queda por recorrer a Albert Rivera a partir del lunes y hasta las elecciones generales: definir su partido, o definir más su partido en términos de posición, de programa y de filiación ideológica. Definirse él mismo en cuestiones en las que ha venido jugando, con habilidad e inteligencia, a una ambigüedad que cada vez le será pasada menos por alto. No es sólo con quién pactar, o qué gobiernos se forman con la presencia expresa o la bendición, desde fuera, de Ciudadanos. Es qué políticas hacen luego esos gobiernos —en materia fiscal, de gestión de los servicios públicos, de regulación de la sociedad civil— y que serán adjudicables a este partido. Para Rivera, que se estrenó hace nueve años en un cartel electoral desnudo, llega la hora de dejar de ser doncella.

El domingo puede marcar el principio del final de UPyD, o de la UPyD que hemos conocido hasta ahora, tan personalizada —-para lo bueno y para lo malo—- en su lideresa y creadora, Rosa Díez. Y el domingo puede ser la tercera noche electoral amarga, consecutiva y amarga, para IU. Las europeas de 2014 dieron la primera señal de que la formación flojeaba y, hecho el recambio de líder, Cayo Lara por Garzón, está por ver si para o aumenta la erosión que IU viene sufriendo ante la eclosión de esta nueva izquierda que es Podemos.

Hoy se acaba la campaña y el lunes todo será otra cosa.

Mañana la monja Caram, como la Forcades, en lugar de reflexionar, estarán rezando. Pidiéndole a Dios que ganen la listas por las que han estado predicando.

Sólo hay un pueblo en España en el que este fin de semana eurovisión y las elecciones son lo de menos. Una aldea de Huelva en el municipio de Almonte. Donde está empadronada, de siempre, una virgen que es reina en las marismas, Blanca de nombre y paloma. En El Rocío, este fin de semana de mayo, no hay partidos sino hermandades. La fiesta no es de votos sino de devotos. Y en la noche del domingo no importa tanto el escrutinio como el salto. Aquí no hay que asaltar los cielos. Basta con saltar la reja.