HISTORIA DE BEATRIZ RAMOS

El hotel de Viena en el que trabajan refugiados

Un hotel, llamado Magdas, está ubicado en Viena y tiene la peculiaridad de que sus trabajadores son refugiados. Se trata de un establecimiento que abrió sus puertas en la capital austriaca en febrero de este año. Una antigua residencia de ancianos que ha sido convertida en un hotel en el que el 80 por ciento de sus empleados llegaron al país como refugiados y algunos han tardado hasta 12 años en conseguir el estatus para poder trabajar. El objetivo principal no es el económico sino el social para integrarles en una sociedad a primera vista poco receptiva a acogerles.

Beatriz Ramos | Madrid
| 16/12/2015

"Recuerdo nuestros primeros clientes, llegaron desde Israel, el primer día se quejaban de lo que tardaban en registrarles, el segundo día se daban cuenta de que había algo distinto y el último día se hacían selfies con los empleados", afirma Sebastiaan de Vos, uno de sus gerentes, en declaraciones a The Atlantic.

Explica también "la motivación que les supone conseguir un trabajo lo que hace que el ambiente y el trato sea mucho más positivo", un optimismo que se ve reflejado. "Estoy aquí para trabajar, para aprender, todavía aprendo mucho, me encanta, cuando sonríes junto a tus compañeros de trabajo tienes más fuerza, te sientes más fuerte para trabajar", asegura Prince, uno de los refugiados que trabajan en el hotel.

Dice este empleado del hotel, que espera traer algún día a sus hijos desde Nigeria y que también destaca el esfuerzo de uno de sus compañeros, Daniel, de 18 años que ha conseguido el empleo tras 7 años en el país y llega todos los días a trabajar a las 6 de la mañana. Además de dar una oportunidad laboral a los refugiados, la filosofía es la de ser un lugar de reunión entre el personal y los turistas. Un punto de encuentro de distintas culturas, tradiciones e idiomas.