TERRITORIO NEGRO

Veinte años del secuestro de Publio Cordón

Veinte años después del secuestro del empresario zaragozano Publio Cordón, la Audiencia Nacional ha procesado a dos miembros del Grapo por colaborar en el cautiverio del propietario de la aseguradora médica Previasa y del grupo de hospitales Quirón. El empresario fue dado por muerto hace tres años, su cadáver se ha buscado infructuosamente en los Alpes franceses y la banda terrorista que lo secuestró ha quedado extinguida tras muchos golpes policiales. Hoy contamos en Territorio Negro los detalles de un secuestro que, como verán, sigue en la agenda de la justicia y de las fuerzas de seguridad del Estado.

Luis Rendueles y Manu Marlasca

Madrid | 28.09.2015 17:13

Empezamos por el final, por esa decisión de la Audiencia Nacional que, veinte años después, decide sentar en el banquillo a dos miembros históricos del Grapo. Se trata de José Antonio Ramón Teijelo y María Victoria Gómez, dos veteranos militantes del PCE(r), el brazo político de los Grapo. Los dos están en libertad, aunque con medidas cautelares, como la retirada de sus pasaportes y la obligación de presentarse con regularidad en el juzgado. Teijelo y Gómez fueron detenidos en 2012, junto a otros dos viejos militantes, Vicente Sarasa y Manuela Ontanilla. Estas detenciones llegaron 17 años después del secuestro y después de que varios terroristas fuesen condenados por la desaparición de Publio Cordón.

Es decir, que el secuestro de Publio Cordón ya ha sido visto en los tribunales, ya ha habido condenas. Varias: en 1998, Enrique Cuadra Echeandía, Concepción González Rodríguez y José Ortín Martínez –ya fallecido- fueron condenados a 27 años de prisión por detención ilegal y el camarada Arenas, a siete años. Y en 2007, Fernando Silva Sande, el jefe operativo de todos los comandos del Grapo y responsable del secuestro del empresario, fue condenado a 28 años de prisión.

Detrás de estas nuevas decisiones está a quien la Guardia Civil y el juez de la Audiencia Nacional llaman testigo protegido Alfa para preservar su identidad, aunque es casi de dominio público que ese testigo protegido es un arrepentido, Fernando Silva Sande, el jefe del comando que secuestró a Publio Cordón.

Silva Sande fue detenido en el año 2000, cinco años después de llevar a cabo el secuestro. Cayó junto al máximo responsable de los Grapo y el PCE(r), Manuel Pérez Martínez, el camarada Arenas, y la pareja de éste, Isabel Llaquet. Aquella detención fue un punto de inflexión en la banda, ya muy debilitada, porque algunos militantes –en prisión o en la clandestinidad- comprobaron que el camarada Arenas vivía sin privarse de nada en el centro de París mientras a ellos no les llegaba un duro.

Fernando Silva Sande comenzó a acumular condenas y en 2008, tras ocho años en prisión, hizo llegar varios mensajes a los jueces de la Audiencia Nacional y a la Guardia Civil: quería colaborar. Los agentes de Información de la Guardia Civil intentaron hacérselo fácil, porque sabían que Silva Sande era el único que podía llevarles a Publio Cordón. Era el jefe. Silva, el más experimentado de los terroristas del Grapo, abandonó la banda y fue amenazado en algún juicio por otros militantes, como el psicópata Marcos Martín Ponce, su sustituto al frente de los comandos.

Dio buena información, aunque es cierto que, no sabemos si intencionadamente o no, ha ofrecido varias versiones sobre los mismos hechos. Pero sí es cierto que tras su testimonio, y así lo refleja el auto de procesamiento de Victoria Gómez y José Antonio Ramón, se sabe con precisión cómo fueron las últimas dos semanas de la vida del empresario zaragozano.

Publio Cordón fue secuestrado en las inmediaciones de su casa de Zaragoza el 27 de junio de 1995 por un comando de los Grapo liderado por Fernando Silva Sande y Enrique Cuadra. Los secuestradores le trasladaron a Vitoria y desde allí, Concepción González, Silva Sande y José Ortín le llevaron hasta un chalé de Lyon, en el barrio de Bron. Los encargados de su custodia eran el propio Silva y la pareja ahora procesada, Victoria Gómez y José Antonio Ramón.

Cuando Publio Cordón llevaba unas dos semanas en un zulo armario, cerrado con una cadena, trató de escapar, cayó desde un primer piso y murió mientras sus captores decidían qué hacer con él, si llevarle a un hospital o no. Después, fue el propio Silva Sande quien se encargó de trasladar el cadáver de Publio hasta las cercanías del Mont Ventoux, en los Alpes, donde le enterró.

También hay datos objetivos, pruebas que la Guardia Civil ha ido obteniendo, que avalan esta versión. Las declaraciones de Silva Sande permitieron a la Guardia Civil abrir la operación Domus, cuyo fin era dar con la casa en la que había permanecido secuestrado el empresario. Silva no había sido demasiado preciso y se registraron mil casas, una a una, hasta dar con un chalé de la calle Batterie donde los investigadores encontraron pruebas contundentes: el armario zulo en el que aún había ADN del empresario y las marcas con las que él contabilizaba sus días de cautiverio: Publio escribió 1SE precedido de siete palotes y 2E y otros siete palotes. Por eso se sabe que su secuestro duró dos semanas.

Y los dos procesados ahora, Victoria Gómez y José Antonio Ramón, también tienen relación con esa vivienda. De hecho, fueron detenidos en 2012, el mismo tiempo que se localizaba la cárcel de Publio Cordón. Según las declaraciones de Silva Sande, fueron Victoria y José Antonio quienes haciéndose pasar por el matrimonio Monforte, alquilaron la vivienda unas semanas antes del secuestro. La propietaria de la casa reconoció a José Antonio Ramón como el supuesto profesor español al que alquiló el chalé y que abandonó precipitadamente la casa poniendo como excusa una repentina enfermedad de su esposa.

Pero, además, la policía francesa rastreó los contratos de alquiler y en ellos también el apellido Monforte, tal y como dijo Silva, y, como prueba casi definitiva, en poder de Ramón Teijelo se halló un carné de identidad con su foto, pero a nombre de José Luis Monforte Anderu, un señor de Zaragoza que, según declaró en 2012, perdió su DNI en los años 80. Así que con estas pruebas, pero fundamentalmente con el testimonio de Silva Sande, Victoria Gómez y José Antonio Ramón serán procesados por detención ilegal.

Fernando Silva ha sido excarcelado varias veces y trasladado a Francia, la última en 2013, para intentar dar con los restos del empresario. La primera vez que se le buscó en Mont Ventoux, en 2009, la Guardia Civil excavó en más de veinte puntos marcados por el propio Silva. En 2013, en una comitiva dirigida por el juez Gómez Bermúdez, se sumó a la búsqueda Luis Avial, el técnico del georadar que colaboró con la policía y la Guardia Civil en casos como el de Marta del Castillo, José Bretón o el doble crimen de Almonaster. Rastrearon una cuatro hectáreas de terreno delimitadas por el propio Silva Sande, que dijo que junto al cuerpo del empresario también había enterrado el pico con el que había cavado el hoyo.

Pero no se encontró nada… Ni rastro. En la zona se ha construido y ha habido bastante movimiento de tierras en los últimos veinte años, lo que dificulta la búsqueda, porque el Servicio de Información de la Guardia Civil tiene claro que Silva Sande no les está engañando. A él, penalmente, no le va a sumar nada el hallazgo de los restos, que cerrarían definitivamente esta investigación que dura ya más de veinte años.

Conocimos a Pilar Muro, la esposa de Publio Cordón, y nos pareció una mujer de una entereza y dignidad enormes. No olvidemos que semanas después de que su marido estuviese muerto, en agosto de 1995, los Grapo cobraron 400 millones de pesetas en París, un dinero que les entregaron una de las cuatro hijas de Publio y su marido. Como unos rateros de la peor clase los terroristas del Grapo estafaron a la familia.

El 31 de agosto de 1995, después del pago del rescate, un grapo –no ha sido identificado– llamó a un yerno de Publio Cordón y le dijo: “Hace tres días he hablado directamente con los camaradas que tuvieron retenido al señor Cordón. Me comunicaron que en las primeras horas del día 17 le pusieron en libertad en los alrededores del estadio Sarriá, en Barcelona, donde pidió”. Lo cierto es que llevaba más de un mes muerto.

¿Pero alguien creyó esa versión, que Cordón había sido liberado y había aprovechado para abandonar a su familia y a sus negocios? Esa versión fue la que mantuvo Enrique Cuadra tras su detención y fue respaldada por los medios afines a los Grapo –que los había–, tanto que Policía, Guardia Civil y CNI investigaron si Publio Cordón vivía en América con una falsa identidad. Se buscó su pista en Brasil, Argentina, República Dominicana, Costa Rica, Guatemala, Chile, Estados Unidos… Naturalmente, sin rastro. Su familia ofreció una recompensa de 150 millones de pesetas, tras pagar el rescate, para quien diese pistas que ayudasen a localizare al empresario. En 2012, tras 17 años de búsqueda, un juzgado le dio oficialmente por muerto, tal y como había contado ya Fernando Silva Sande.