Ministro de Asuntos Exteriores

Margallo dice que si no se pueden aprobar los presupuestos la mejor solución serían terceras elecciones

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, considera que, si Mariano Rajoy es investido presidente pero fuera imposible aprobar después unos nuevos presupuestos para 2017, la mejor solución sería disolver las Cortes el 3 de mayo y convocar nuevas elecciones.

ondacero.es

Madrid | 19.10.2016 17:34

José Manuel García Margallo
José Manuel García Margallo | EFE

Margallo ha hecho esta reflexión en su intervención en un almuerzo en el Club Siglo XXI en el que ha reconocido que, por lo que se va sabiendo del PSOE, parece que finalmente habrá investidura porque la permitirán mediante su abstención.

Ha defendido que lo mejor para la legislatura que hay por delante es que hubiera un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos para afrontar con garantías retos como las reformas y ajustes necesarias para cumplir con los objetivos de déficit pactados con Bruselas.

Al no haber sido posible ese acuerdo, ha admitido que el día a día de la legislatura no va a ser un ejercicio sencillo y va a haber que "torear" con 137 diputados y negociar cada jornada "en un clima muy complicado".

Si como consecuencia de esa dificultad fuera imposible aprobar un nuevo presupuesto, aboga por la convocatoria de nuevas elecciones.

"Si no hay presupuestos, la única solución sería la disolución de las Cortes el 3 de mayo", ha recalcado el ministro.

El 3 de mayo de 2017 se cumplirá un año de la convocatoria de las elecciones generales del 26 de junio, y la Constitución determina que no se podrán convocar nuevos comicios hasta que transcurra al menos un año de la última convocatoria de elecciones.

No ha querido comentar la situación del PSOE más allá de considerar que hay un "ambientazo" en este partido y ha señalado que hay que respetar su proceso interno y confía en que acierte por su bien y por el de España.

Frente a ello, ha considerado que actuar sólo atendiendo al interés personal conlleva acabar con la carrera política propia, con el partido del que se forma parte y con la nación.