Pepa Gea

30ytantos: Volvamos a la dieta mediterránea

Hoy en el 30ytantos vamos con algo que empezó creando dudas y que ahora es una mantra que pocos científicos se atreven a discutir. Tenemos una inflamación interna que hace que engordemos, enfermemos y envejezcamos antes de tiempo. Esa inflamación se puede controlar a través de la alimentación y de la cantidad de glucosa que nos aportan los carbohidratos.

Pepa Gea | @PepaGea

Madrid | 22.05.2015 13:44

¿Qué es la inflamación interna? Es la que sufren nuestras células por una alimentación desequilibrada, no en forma pero si en fondo, porque a veces no somos conscientes de la importancia de mantener los niveles correctos de glucosa en sangre.

Esto, que es una forma de alimentarse para no engordar, no enfermar, mantenerse activo cerebralmente y no envejecer prematuramente, te lo he contado otras veces y ahora aparece en un libro que acaba de salir que se llama la Zona Mediterránea del Bioquímico Barry Sears (http://www.enerzona.es/estar-en-la-zona/dr-barry-sears), presidente de la Inflammation Research Foundation e Investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Boston y con el que ha colaborado uno de los mejores cocineros de este país y mejor persona Iñigo Urrechu (http://www.urrechu.com/trayectoria.htm) chef y propietario de los restaurantes ‘Urrechu’ y ‘El Cielo de Urrechu

Este plan alimenticio que como Urrechu, también sigue una servidora, consiste en controlar la insulina para que nuestro cuerpo no acumule grasas y mejore nuestro rendimiento físico y mental.

La Zona propone un estilo de alimentación saludable basado en la regulación de las hormonas, con una ingesta de hidratos de carbono, proteínas y grasas en cada una de las 5 comidas diarias, en una proporción de 40%-30%-30%, respectivamente que se puede llevar a cabo mediante un fácil calculo visual dividiendo el plato en tres partes. Un tercio con proteína baja en grasa como pollo, pescado o proteína vegetal cuya cantidad no supere ni el tamaño ni el grosor de tu mano; otro con hidrato de carbono de colores (verdura y frutas) y otro con una cucharada de aceite de oliva.

Te recuerdo la definición de la doctora Ángela Quintás de qué es cada cosa: Proteínas: todo lo que vuela, corre, nada, anda y se deriva de ellos como los huevos y la leche. Hidratos de carbono: Todo lo que sale de la tierra como las verduras, frutas, hortalizas….Los hidratos de carbono blancos (pan, pasta, arroz y patatas) deben reducirse y comerse de forma esporádica porque tienen mucha glucosa y pocos polifenoles.

Esa sería la proporción, más o menos adecuada de proteínas, carbohidratos y grasas en cada una de las 5 ingestas diarias para que esa alimentación no nos produzca inflamación. Pues bien, ahora Barry Sears lo que propone en el libro La Zona Mediterránea (http://www.enerzona.es/barry-sears-la-zona-mediterranea) es unir ese sistema a nuestra dieta mediterránea. Pero ojo, que la dieta mediterránea no es aquella que como piensa mi padre uno come solo por vivir en el levante. Ni tampoco pensemos que lo que caracteriza las dietas de prácticamente todo el Mediterráneo es la pasta. La dieta mediterránea es la que, como fuente de hidratos de carbono, tiene un sinfín de coloridas verduras y frutas ricas en polifenoles, potentes antioxidantes naturales que nos ayudan a luchar contra los radicales libres y a retrasar el envejecimiento y todo eso unido al control hormonal de glucosa en sangre hará, como dijo Hipócrates que “Tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”. Porque cuando reducimos la inflamación eliminamos el exceso de grasa y mejoramos nuestra energía física y agudeza mental”. Es una forma de alimentarse que siguen muchos maratonianos, ultramanes, ironmanes… como Urrechu, un chef de los grandes que luego traslada a sus restaurantes.

Ningún alimento produce inflamación de forma directa, ni es perjudicial por sí mismo consumido con moderación. La inflamación aparece cuando comemos de forma desequilibrada, abusando de ciertos alimentos como los hidratos de carbono refinados, o nos excedemos con las grasas saturadas o con aceites vegetales ricos en omega 6, por eso es importante suplementarnos con Omega 3 de buena calidad para contrarrestar los efectos.

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