LIGA DE CAMPEONES | MILAN 0-1 ATLÉTICO DE MADRID

Milan 0 - 1 Atlético de Madrid

El equipo de Simeone dio un paso de gigante hacia cuartos de final al ganar en el mítico San Siro con un cabezazo a última hora del delantero brasileño. Courtois fue clave en la primera parte con dos manos milagrosas a sendos remantes de Kaká y Poli que se estrellaron en la madera.

G. Lascoiti

Madrid | 19.02.2014 22:37

No pesó el ambiente de San Siro, que acabó claudicando ante un gran Atlético. Los de Simeone supieron sufrir para luego ganar. Y por encima de todos hubo dos nombres: Courtois y Diego Costa. Siempre se ha dicho que un gran equipo se forma con un buen portero y un letal delantero. El Atlético demostró que cumple la norma.

El meta belga fue clave para que los de Simeone llegaran sin un gol en contra al descanso. Las dos manos que sacó ante Kaká y Poli fueron antológicas. Ahí comenzó a ganar el partido el Atlético. Luego Diego Costa apareció para hacer el gol de rigor en un gran remate de cabeza y dejar el camino a cuartos cuesta abajo.

Simeone avisó en la previa. Él reconoció que conocía el especial ambiente de San Siro, sus jugadores en cambio no. No importó de inicio. A los veinte segundos Diego Costa ya había buscado las cosquillas a la defensa del Milan asociándose con Arda. Durante los diez primeros minutos el equipo rojiblanco cogió el timón del partido ante el asombro de la grada. Sí, ese el Atlético que no da tregua a Barcelona y Real Madrid.

Pero bastaron un par de balones a Balotelli y la aparición de Kaká, que sigue manteniendo su calidad, para que el Atlético diera un paso atrás. El brasileño recordó su gran disparo pero esta vez se topó con un inmenso Courtois y el larguero. La ocasión despertó a San Siro y aturdió a los de Simeone.

Tres minutos después el portero belga del Atlético obró un milagro de mayor calibre. Un centro medido de De Sciglio acabó en la cabeza de Poli, que remató a menos de tres metros de Courtois. Se cantaba ya el gol cuando apareció la mano del guardameta para desviar lo justo y mandar el balón al palo. Había que frotarse los ojos Viendo la repetición.

A partir de ahí el equipo de Seedorf jugó sus mejores minutos. Juanfran, Miranda, Godín e Insua tuvieron trabajo hasta el descanso. Kaká y Balotelli eran las puntas de lanza, mientras que Taarabt sorprendía con su desparpajo.

El descanso sirvió para aclarar ideas. Simeone tuvo que arengar a los suyos porque a la vuelta de vestuarios se vio otro partido. Koke y Gabi cogieron el mando del partido y poco a poco fueron inclinando el partido hacia el área de Abbiati.

El Milan trató de responder pero ya no tuvo fuerzas. El Atlético encontró el premio a sus llegadas a nueve minutos del final. 

Un centro que cayó con nieve al segundo palo fue rematado de forma imperial por Diego Costa para silenciar San Siro. Ese estadio donde Simeone ya había jugado y donde su Atlético ganó con merecimiento.